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Itongadol.- Dentro de las iniciativas impulsadas para conmemorar el 19° aniversario del atentado a la AMIA, la Cabina de la Memoria, una especie de túnel del tiempo que retrotrae toda la situación a lo ocurrido el 18 de julio de 1994, es sin duda una de las más impactantes.
Al menos así quedó reflejado en el testimonio que dieron el director ejecutivo de la AMIA, Daniel Pomerantz, y la titular del Vaad Hakehilot, Ana Weinstein, quienes esta tarde participaron en la presentación de la iniciativa que se mantendrá en la plaza Bernardo Houssay, ubicada en avenida Córdoba y Uriburu de la ciudad de Buenos Aires, hasta el próximo viernes 19 de julio.
Weinstein consideró que esta posibilidad de revivir en minutos lo ocurrido a las 9.53 del 18 de julio de 1994 permite entender “lo que significa y que genera un atentado como este en las personas”, pero también explicó que sirve para descifrar “lo que es matar al otro, destruir una institución e impactar en la Argentina con el odio”.
“Voy a juntar coraje y en algún momento voy a entrar”, prometió la directora del Vaad Hakehilot, mientras decenas de personas esperaban su turno para vivir a través de los testimonios de Martín Cano y Jorge Beremblum, quienes sobrevivieron a la tragedia y aún trabajan en la AMIA, lo ocurrido en el edificio del barrio de Once.
No obstante, Weinstein sostuvo que “quien es sensible y está comprometido con el reclamo de justicia debería entrar para poder trasladarse efímeramente a aquel momento porque cuando salga va a seguir su vida. Aunque sea en esos instantes puede ponerse en el lugar del otro”.
La directora recordó que el día de la tragedia estaba en el interior del edificio de Pasteur 633. “Había entrado con mi secretaria minutos antes y seguramente lo que se siente ahí (en la Cabina de la Memoria) es seguramente lo que nos pasó a los que estuvimos adentro. Ese sacudón, ese ruido y el edificio que se nos caía encima. Después el miedo, el temor, la desubicación, pero al mismo tiempo la búsqueda de la salida para poder treparse a los techos y volver a la vida”, relató.
Daniel Pomerantz, quien si pasó por la Cabina de la Memoria, confesó que salió “conmocionado” por lo vivido.
“De lo que se trata es de volver a las 9.53 de ese 18 de julio de 1994 y acabo de entrar y estoy un poco conmocionado por la experiencia corta, pero alarmante, muy shokeante, que nos lleva por unos instantes y casi de manera efímera a esa misma situación”, aseguró el director ejecutivo de la AMIA.
Pomerantz explicó las razones por las que decidió concurrir a esta presentación junto a su hijo de cinco años. “La presencia de mi hijo tiene que ver con que el reclamo de justicia nos tiene en primera fila, no solamente en el ejercicio de la memoria sino también en la educación”, puntualizó.
“Quienes no habían nacido ese año pueden de alguna manera sumarse al reclamo, al ejercicio de la memoria y construir una sociedad mejor”, sostuvo.
El director ejecutivo de la AMIA también opinó sobre si estas acciones ayudan a la transmisión de la memoria. “Es un proceso lento y es difícil de percibir si estamos cumpliendo o no, lo importante es que estamos en ese camino y estas acciones nos ayudan a educar y a ejercitar la memoria año a año”, afirmó, por último, Pomerantz.