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Jabad celebró Simjat Beit Hashoevá

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 Itongadol.- En la noche del 13 de octubre, al iniciarse la sexta noche de la festividad de Sucot, se celebró en la ciudad de Buenos Aires una antiquísima festividad judía, Simjat Beit Hashoevá, cuyo origen se remonta a la época de Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem) donde durante la festividad de Sucot se vertía agua sobre el sacrificio diario además de la habitual libación de vino.

Durante los siete días de Sucot, tanto los habitantes de la ciudad como aquellos que concurrían a ella cumpliendo la mitzva (mandamiento) de llevar sus ofrendas al Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem) se congregaban al anochecer en su atrio y bailaban alegremente hasta el amanecer, habiendo afirmado los jajamím (sabios de la época talmúdica) “¡Aquél que no vio el regocijo de la extracción del agua, nunca vio alegría en su vida!”

La celebración fue organizada por Jabad Lubavitch Argentina y se llevó a cabo en la calle Boulogne Sur Mer entre Lavalle y Tucumán, con una concurrencia mayor a la de años anteriores, integrada tanto por miembros de Jabad como por integrantes de la comunidad que concurren a disfrutar de una fiesta popular. Se organizó una kermese para los niños y se ubicaron diversos juegos para que participen de un concurso que repartió diversos premios, mientras los hombres bailaban junto a un escenario instalado frente al edificio de la escuela Ohalei Jinuj.

Como ya es tradicional, se proyectó un video del Rebe Menajem Schneerson Shlita, una clase dictada a los niños en la que les explicaba que el ejército del Creador es el pueblo judío y la importancia de cada una de las especies que integran los “Arba Minim”, las cuatro especies: el Etrog (citrón), el Lulab (rama de palmera), el Hadás (ramas de mirto) y la Aravá (rama de sauce) para la continuidad del pueblo judío.

El rabino Tzvi Grunblatt, director general de Jabad Lubavitch Argentina, luego de expresar que esta festividad “Zman Simjatenu (tiempo de alegría) que es la época que HaShem (D’s) fijo para que cada iheudí (judío) se alegre, la época que HaShem le dio a cada iheudí de alegrarse, que esté Iom Tov (festividad) traiga la alegría para todo el año, y la alegría principal, la alegría que supera todas las alegrías, que es la alegría de la llegada del Meshíaj (Mesías)”, se refirió a la alegría con que cada noche de Sucot se producía cuando los judíos estaban en el atrio del Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem) cantando y bailando toda la noche mientras los cohanim (sacerdotes) juntaban el agua de la fuente de Shiloaj, que se utilizaba para la correspondiente ofrenda sobre el altar, durante el día.

El rabino Grunblatt también explicó los motivos el por qué de la alegría de Sucot, mencionando que se debe a que culminó el periodo de la cosecha y la persona está agradecida al Creador por lo obtenido durante el año material y espiritualmente; por haber realizado teshuva (proceso de arrepentimiento) en Iom Kipur y conectarse con HaShem; por la posibilidad de poder cumplir las mitzvot (mandamientos) “porque uno siente que cumplir las mizvot no es una carga sino un privilegio”, para afirmar que el judío cumple con los mandatos del Creador “tiene la fuerza de no dejarse impactar por lo que pasa alrededor”. Con esa fuerza, cada uno pueda enseñar amigablemente el cumplimiento de las mitzvot a aquellos que las desconocen, por ejemplo, con el encendido de las velas de Shabat y Jaguim (festividades) por parte de las mujeres y niñas, o colocándose los tefilim los hombres, o estudiando Torá, Mishna, Guemará, Halaja o Jasidut (textos jasídicos).

El rabino Grunblatt concluyó: “Cuando vamos con esta fuerza juntamos a todos los iehudim (judíos) como indica Sucot y los tenemos listos y preparados para recibir al Meshíaj, especialmente este año, que es un año de Shmita. Shmita viene a recordar que toda la tierra pertenece a HaShem, el mundo entero pertenece a HaShem, y que este año de Shmita tengamos con nosotros Mshiaj Zidkeinu, con alegrías, con bendiciones, con todo lo bueno material y espiritualmente, y que de esta Simja (alegría) vayamos directo a la Simjat Bet Hashoevá en Beit Hamikdash, todavía en este Sucot. Jag Sameaj a todos”.

Por último, los asistentes continuaron bailando, visitando los pequeños stands de judaica instalados en la calle, acompañando a sus hijos en los juegos o comprándoles algo para comer y/o beber en la Suca especialmente construida.

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