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La Fuerza de Defensa de Israel se está preparando para absorber a grandes números de conscriptos ultra ortodoxos en anticipación de una nueva ley que determinará los términos del alistamiento haredi. La armada ha retirado su oposición de varios años a la creación de nuevas unidades separadas y se está proponiendo establecer tres nuevos batallones haredi Nahal que pueden integrarse a las fuerzas de combate.
El ejército planea tomar un gran número de estudiantes de yeshiva luego de que entre en efecto la sucesora de la Ley Tal. Ésta fue presentada el domingo, a grandes rasgos, a un comité que evaluará las alternativas a la ley, la cual la Corte Suprema de Justicia ha declarado inconstitucional.
El brigadier general Gadi Agmon, jefe de planeamiento del Directorado de Personal de la FDI, informó al comité, encabezado por el miembro Yohanan Plesner (de Kadima). Agmon le dijo a los miembros que el ejército podría establecer tres batallones de combate adicionales, además de los existentes y en un formato similar al batallón haredi Nahal. Dijo que la posibilidad de unir una de esas unidades a los Cuerpos de Defensa Aérea está siendo revisado, y agregó que la FDI también está preparándose para expandir el número de haredim que servirá en el Comando de Frente Central.
El ejército está considerando la remisión de reclutas ultraortodoxos a otras fuerzas de seguridad, como la Policía de Israel o el Servicio de Prisiones de Israel. Actualmente la FDI tiene cerca de 2.700 de sus tropas en estos cuerpos.
Tradicionalmente, las fuerzas armadas no han sido entusiastas de estos desarrollos debido a que los soldados están “perdidos” para la FDI. Pero enviar reclutas haredi a esas fuerzas liberaría a otros soldados de operaciones militares y también aliviaría algunos dolores de cabeza causados por tener que encontrar tareas para un gran número de haredim, un trabajo que requiere la adhesión de varias líneas religiosas y, sobre todo, trabajo en ambientes donde haya la menor cantidad de mujeres posible.
Bajo ningún motivo está asegurada la facilidad de este trabajo. Intentos anteriores de llevar a los haredim a los servicios policiales o de prisiones han fallado miserablemente. Solo unas pocas docenas de los cientos de puestos que el Ministerio de Seguridad Pública reservó para los ultraortodoxos han sido llenados.