Itongadol.- (Por Ohad Tal* – The Jerusalem Post) Los tres objetivos de guerra esbozados por el gobierno israelí inmediatamente después del ataque del 7 de octubre eran claros: destruir a Hamás, liberar a los rehenes y garantizar que la Franja de Gaza deje de ser una amenaza para Israel. Cada uno de estos objetivos se alcanzó en cierta medida, pero no se completó.
Desde la liberación de los últimos rehenes el 27 de febrero, se produjo un alto el fuego de facto entre Israel y Hamás: las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) no combatieron a Hamás ni se liberó a ningún rehén. Mientras tanto, el camino de las negociaciones con Hamás llegó a un callejón sin salida, ya que la organización terrorista simplemente no está dispuesta a cumplir las exigencias mínimas de Israel.
Jerusalem no puede aceptar ni aceptará una situación en la que sus objetivos bélicos no avanzan en absoluto. Por eso ahora volvemos a la guerra contra Hamás.
Sin embargo, muchos en Israel y en todo el mundo se preguntan si la lucha será diferente esta vez. Si los objetivos de la guerra no se alcanzaron en su totalidad mediante la fuerza militar durante más de un año, ¿por qué las IDF lanzan otra ofensiva en Gaza? Algunos especialistas sugirieron que otra campaña militar es inútil, extremadamente costosa e injustificada.
Pero el entorno estratégico que permite ahora la vuelta a la guerra es radicalmente distinto del que existía hace unos meses. Los dos cambios principales que favorecen la derrota definitiva de Hamás son las modificaciones de liderazgo: en la Casa Blanca y en el cuartel general militar de Israel en Tel Aviv.
No se puede exagerar el impacto de la administración Trump en la posición de Israel respecto a Gaza. Por primera vez desde el estallido de la guerra en octubre de 2023, el Estado judío cuenta con el apoyo rotundo de Estados Unidos, en las palabras y en los hechos.
La Casa Blanca dio luz verde a Israel para actuar con contundencia y eficacia en la Franja, proporcionando el respaldo diplomático en las instituciones internacionales y, lo que es más importante aún, suministró las herramientas necesarias. El gobierno israelí está totalmente alineado con el presidente Donald Trump y su equipo, y juntos actuarán para terminar con Hamás, de una vez por todas.
En segundo lugar, los cambios en la cúpula del aparato de seguridad de Israel, en particular en el jefe del Estado Mayor de las IDF, crearon la oportunidad estratégica de volver a la lucha, mejor, más fuerte y más nítida que antes.
Está bien documentado que el anterior jefe del Estado Mayor de las IDF, el Tte. Gral. Herzi Halevi, no veía la posibilidad de volver a luchar, ya que no estaba de acuerdo con los dirigentes políticos sobre la mejor manera de llevar a cabo las operaciones en Gaza. Los desacuerdos eran amplios y profundos, incluso en las cuestiones de la ayuda humanitaria, la perspectiva de un dominio militar israelí y el funcionamiento del paso fronterizo de Rafah.
Halevi terminó su mandato a principios de marzo y fue sucedido por el Teniente General Eyal Zamir. Según todos los indicios, Zamir ya dejó su impronta, diseñando un plan de guerra que difiere notablemente de la filosofía militar y estratégica de Halevi.
Otros nombramientos de altos cargos en la cúpula militar, incluido un nuevo jefe del Mando Sur, son igualmente significativos, como lo es el cambio de ministro de Defensa a finales del año pasado, con Israel Katz reemplazando a Yoav Gallant.
Las condiciones estratégicas están maduras para que Israel derrote finalmente a Hamás
Sin entrar en detalles clasificados, podemos decir con confianza: Esta vez, el esfuerzo bélico de las IDF será diferente. Implicará la conquista total de Gaza, el control militar efectivo de la Franja, e impedirá que Hamás reciba la ayuda humanitaria que la sostenía.
Asistiremos a una ofensiva sin precedentes ni parangón contra las organizaciones terroristas palestinas, gracias sobre todo a las armas, municiones y equipos entregados por Estados Unidos en las últimas semanas.
La derrota de Hezbollah y del régimen de Assad en la frontera norte de Israel también facilita la vuelta a la guerra. Sin estos apoderados iraníes, es más fácil para el Estado judío librar la guerra contra Hamás sin tener que dirigir los recursos y la atención a otra parte.
Otro factor a favor de Jerusalem es que la mayoría de los rehenes fueron rescatados o liberados (192 de los 251 tomados el 7 de octubre). Con menos israelíes cautivos en el enclave costro palestino, en una estrecha zona de guerra urbana, las IDF pueden operar con mayor libertad y fluidez.
Como escribió Clausewitz, »la guerra no es un fenómeno independiente, sino la continuación de la política por medios diferentes». Se supone que el esfuerzo militar en Gaza ayudará a la solución política propuesta por Trump y abrazada por Israel: abrir las fronteras de la Franja para quienes quieran emigrar. Se estima que cuanto más se golpee a Hamás, más gazatíes querrán marcharse.
Del mismo modo que los soldados de Assad depusieron las armas en cuanto se dieron cuenta de que el régimen estaba a punto de caer, es probable que los terroristas de Hamás y sus simpatizantes cedan el control del territorio y soliciten vivir en otro lugar.
En resumen, lo que estamos a punto de presenciar en Gaza no se parece a nada que hayamos visto antes. Las condiciones estratégicas y tácticas permiten a Israel derrotar finalmente a Hamás y crear un futuro mejor, más seguro y más próspero para la región.
Por diversas razones, 18 meses no fueron suficientes para alcanzar los objetivos bélicos de derrotar a Hamás, traer de vuelta a todos los rehenes y lograr la paz y la seguridad para los residentes de Israel en el norte y el sur.
Sin embargo, como siempre dicen los judíos: »El pueblo eterno no teme un camino largo». Con la ayuda de Dios, prevaleceremos.
*Ohad Tal es un legislador israelí que integra la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset (Parlamento).