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The Jerusalem Post | Opinión. La triple humillación de Netanyahu: Aranceles, Irán y Erdogan

Por M S
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Itongadol.- (Memi Peer* – The Jerusalem Post) Puede que más temprano que tarde me vea obligado a comerme mis propias palabras, y ojalá que así sea, porque el país es lo primero. Pero al menos hasta que el modesto avión «Alas de Sion» del primer ministro Benjamín Netanyahu aterrice en el aeropuerto Ben-Gurión, parece que sufrió un triple golpe humillante y sin precedentes por parte del presidente estadounidense Donald Trump.

Netanyahu despegó de Hungría, tras reunirse con su amigo Viktor Orban, hinchado de orgullo. Con su habitual arrogancia, declaró que sería el primer líder mundial en reunirse con Trump tras la escandalosa imposición de un arancel del 17% a los productos israelíes.

Era fácil imaginar el video de la victoria que Netanyahu lanzaría tras la visita: «Hoy traigo grandes noticias a los ciudadanos de Israel. Ninguna otra nación podría siquiera soñar con algo así. Gracias a la amistad personal entre el presidente Trump y yo, el arancel se redujo en un 82%, situándose ahora en solo un 3%. Gracias, presidente Trump».

En su lugar, se hizo el silencio.

La segunda cuestión -mucho más crítica que la primera, sólo superada por el retorno inmediato de los 59 rehenes- es Irán. Después de que el mundo viera el alcance de las fuerzas estadounidenses desplazadas a la región, señalando claramente no la intimidación, sino una intención decisiva de atacar, parecía que Netanyahu había viajado para ultimar los planes con Trump.

Durante años, Netanyahu hizo referencia a la amenaza iraní, aterrorizando al público y postulándose como el heroico defensor de Israel. ¿Pero en la práctica? Sólo palabras, al menos hasta ahora.

Oportunidad histórica perdida

Netanyahu perdió la oportunidad histórica de lanzar un ataque contra la infraestructura nuclear iraní y derrocar al régimen nazi de los ayatolás, epicentro del terror islamista, durante la transición de Biden a Trump.

Uno podría imaginarse otro video al estilo Bibi: «No puedo divulgar lo que se dijo en mis reuniones con el presidente Trump. Sólo puedo prometer: Irán no obtendrá armas nucleares. Ese día está muy cerca».

En lugar de eso, obtuvimos una declaración pregrabada llena de excusas. Y las excusas, como sabemos, son un pobre sustituto de la acción.

La tercera humillación: Erdogan. El presidente turco es un conocido y obsesivo aborrecedor de Israel, movido por el fanatismo religioso y un arraigado antisemitismo islamista.

El mandatario turco abraza calurosamente a los terroristas de Hamás, los recibe en Ankara como invitados de honor y aprovecha cualquier oportunidad para vomitar veneno contra Israel.

Y sin embargo -durante una emisión en directo, con Netanyahu sentado a su lado- Trump se deshizo en elogios sobre su profunda amistad con Erdogan. Fue un momento difícil de creer.

Imagínense el video que Netanyahu, entonces líder de la oposición, habría publicado si esto le hubiera ocurrido al primer ministro Avigdor Liberman, Gantz, Bennett o Lapid: «Hoy, el primer ministro de Israel fue humillado públicamente por el mayor de los aliados de Israel, el presidente Trump. Eso nunca podría pasarme a mí. Se trata de un duro golpe a la seguridad nacional causado por la debilidad e irresponsabilidad de nuestro primer ministro. Le pido, desde Jerusalem, que utilice su vuelo de regreso para escribir una carta de renuncia y disculpa a los ciudadanos de Israel y convoque elecciones inmediatas».

En lugar de eso, obtuvimos silencio.

Es como si el equipo de fútbol mejor clasificado de la liga viniera a jugar contra el último cabeza de serie, necesitando sólo un empate para salir campeón, para terminar perdiendo 3-0 y quedarse sin un título que ya estaba en sus manos.

Netanyahu perdió 3-0: Aranceles, Irán y Erdogan.

Pero somos nosotros los israelíes los que pagamos el precio. Esperemos despertarnos pronto una mañana para descubrir que, a puertas cerradas, las cosas se resolvieron en la dirección opuesta.

*El autor del artículo es consultor de comunicación estratégica en Peer-Levin Communications.

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