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Opinión: La celebración del desfile del Día de Jerusalem posterior al 7 de octubre

Por M S
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Itongadol.- (Por Douglas Altabef* – Israel National News) Una forma de calibrar el cambio y la diferencia que supuso en Israel la horrible masacre del 7 de octubre de 2023 y la posterior guerra de las Espadas de Hierro, en contraste con la anterior ‘‘conceptzia’’ (una palabra acuñada por la Comisión de Investigación Agranat sobre los fallos de la Guerra de Yom Kipur), es considerar el desfile por el Día de Jerusalem, una parte muy apreciada de la celebración, que fue visto con temor y aversión por la izquierda hasta 2023.

Después de todo, Hamás nos amenazaba con consecuencias por tener la desfachatez de celebrar nuestra propia soberanía en nuestra propia capital.

Estas amenazas no sólo se tomaron en serio, sino que quienes las desoyeron fueron criticados, duramente criticados, por su insistencia ‘‘extremista’’ en perseverar con un desfile. ¿No estaban poniendo en peligro al resto de nosotros con su insistencia ideológica en celebrar lo que se consideraba incitación?

Por supuesto, predijeron los opositores, el desfile en sí sería un festival del odio en el que árabes inocentes serían el blanco de los ataques a su paso por el barrio musulmán de la Ciudad Vieja.

Los malos de toda esta historia eran los jóvenes sionistas religiosos, también conocidos como jóvenes colonos extremistas. Se los consideraba enloquecidos ideológicamente, llenos de odio y con una necesidad imperiosa de contención.

¡Qué diferencia hacen cuatro meses! Estos mismos ‘‘matones’’ sionistas religiosos y sus hermanos mayores se convirtieron en la columna vertebral del increíble ejército que castró a Hamás y neutralizó a Hezbollah.

La realidad es que estos jóvenes nos dieron un anticipo de lo que se necesita para sobrevivir y luego prosperar en este barrio: conciencia de por qué estamos aquí, gratitud por poseer nuestra patria ancestral y un deseo inequívoco de ensalzar y defender esa conciencia y ese amor.

¿Olvidamos el ambiente de miedo, las amenazas y el sí, seamos sinceros, el desprecio, con que fueron vistos el desfile y los manifestantes? Si lo hicimos es porque tuvimos que enfrentarnos a situaciones mucho más amenazadoras.

Pero creo que es importante recordar cómo eran muchos.

Creo que es importante apreciar que el miedo y la aversión anteriores eran, en última instancia, hacia nosotros mismos, y que la incondicional juventud de nuestra nación, que sea bendecida y aumentada, tuvo que enseñarnos una importante lección de autoestima nacional.

Tuvimos que aprender que nuestra juventud no estaba allí para insultar a los árabes palestinos, sino para celebrar a los judíos. Su mensaje debe repetirse y asimilarse: ésta es nuestra Tierra, ésta es nuestra Nación, éste es nuestro hogar. La amamos, la celebramos y estamos dispuestos a defenderla.

Aquellos que busquen vivir con nosotros en paz y armonía serán recibidos con paz y armonía. Y quienes pretendan demonizarnos, deslegitimarnos y, en última instancia, expulsarnos de nuestra Tierra, serán tratados con severidad y de forma inequívoca.

Este es el mensaje del desfile del día de Jerusalem posterior al 7 de octubre, y un mensaje que todos podemos y debemos abrazar con orgullo.

¡Feliz Yom Yerushalayim!


*Douglas Altabef es el Presidente del Consejo de Im Tirtzu y Director del Fondo para la Independencia de Israel.

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