Esa guerra, que terminó en 1949 con los armisticios de la isla de Rodas, ocasionó el exilio de miles de refugiados palestinos, cuyo retorno es uno de los asuntos más espinosos para resolver en el proceso para la paz entre los pueblos palestino e israelí.
El «derecho del retorno» -del que gozan los judíos dispersos por el mundo- para los refugiados de entonces, y sus descendientes, alrededor de cuatro millones de personas en campos de Cisjordania, Gaza, Líbano, Jordania y Siria, principalmente, se ha convertido en la columna vertebral de las reclamaciones de su movimiento nacional.
Ben Gurión proclamó el Estado de Israel dentro de los límites que le había acordado la Asamblea General de la ONU a la comunidad judía según el Plan de Partición de Palestina, de noviembre de 1947, que la Liga Arabe y la población palestina impugnaron categóricamente.
La comunidad árabe de Palestina, la mayoría de la población, se oponía al establecimiento de un Estado judío independiente en lo que los israelitas de todo el mundo consideran es su patria bíblica.
En los últimos años, los actos de protesta en la jornada de la «Nakba» originaron graves enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes que controlan gran parte de Cisjordania y de Gaza, territorios que Israel ocupó en la guerra de 1967 y que la Asamblea General había acordado a la comunidad árabe para la creación de su Estado.
Se trata de los territorios que reivindica la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que preside Yaser Arafat, para proclamar el Estado de Palestina, con capital en Jerusalén oriental, que también ocupó Israel y se anexionó, tras aquella contienda de hace 35 años.
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