Itongadol.- El entusiasmo era grande en la Escuela de Educación Especial Ilanot en Jerusalem. En una mañana de agosto, los alumnos salieron por primera vez al patio de juegos construido con el apoyo del Keren Kayemet Canadá y los gritos de júbilo se oían desde lejos. Los chicos probaron los aparatos especiales del patio de juegos, exploraron y disfrutaron jugando con sus amigos al aire libre.
“Nuestra aspiración era que nuestros alumnos pudieran salir y disfrutar de las instalaciones del patio como todos los niños en cualquier otra parte del mundo”, explicó Yuval Tsur, el director de la escuela. “Estudian a través del juego, creando una interacción social al tiempo que realizan los distintos tratamientos”.
Hodaya Revivo, una joven de 16 años de Jerusalem, coincide con las palabras del director: “Es agradable que podamos salir en lugar de estar encerrados durante todo el día en la escuela. Es divertido jugar afuera con amigos y al mismo tiempo aprender cosas nuevas”.
En la escuela Ilanot están inscritos unos 70 alumnos con discapacidades físicas complejas, muchos de ellos tienen parálisis cerebral. Es un colegio que brinda servicios a una población multicultural — judíos y árabes, religiosos y laicos, pequeños y mayores — de este modo, acepta al otro como parte integral de su experiencia. La labor educativa tiene como fundamento la creencia que cada niño tiene el derecho a su auto gestión y a influir en su entorno.
El nuevo patio de juegos fue creado precisamente con ese enfoque en mente para que los chicos puedan jugar afuera, en forma independiente y utilizar los juegos sin asistencia, cada cual según sus capacidades y habilidades. Tal como la arquitecta Arielle Blonder explica: “Nuestro sueño era crear un lugar donde cada chico pudiera ser lo más independiente posible e influir en su entorno a través de sus actividades. El gran desafío era crear un contexto apropiado para todos que respondiera a las necesidades específicas de cada uno”.
Al observar a los alumnos mientras juegan en el patio, la impresión es que este sueño finalmente se hizo realidad. Los chicos se mueven entre los juegos, tiran, giran, se balancean y tocan. Están maravillados por el movimiento, los sonidos y las sensaciones, y descubren un mundo nuevo y apasionante que se abre ante ellos.
“Es realmente extraordinario que podamos utilizar los juegos aquí por nuestros propios medios y descubrir cosas nuevas por nosotros mismos”, dijo Lior Yagen, un joven de 16 años de Jerusalén. “Antes había aquí un patio abandonado que nadie utilizaba. Es maravilloso que ahora tengamos un patio de juegos tan estupendo”.
En los últimos veinte años, el vicedirector de la región central del Keren Kayemet, Yehiel Cohen estuvo al frente de los esfuerzos realizados para transformar los sitios del KKL en accesibles a personas con necesidades especiales y coordinó el proyecto de Ilanot “Para mí, estar al frente de la construcción del patio de juegos de Ilanot fue un privilegio y una gran oportunidad. Es imposible describir la importancia del patio para un grupo tan grande de chicos con necesidades especiales, quienes pueden ahora salir y disfrutar del aire fresco y jugar, al tiempo que desarrollan sus capacidades personales y sociales”.
En efecto, hasta la construcción del nuevo espacio de juegos, el patio antiguo y abandonado de la escuela no tenía uso, dado que las instalaciones no eran apropiadas para los niños ni protegían su seguridad. Al no tener otra, las actividades de la escuela tenían lugar dentro del edificio, sin que los alumnos tuvieran acceso a la naturaleza o a espacios abiertos.
“Me emociona hasta las lágrimas ver cómo los niños disfrutan del nuevo patio de juegos y escuchar sus reacciones de felicidad”, dijo la arquitecta Tali Cohen-Anderson. “Creo que las innovaciones creadas en este patio de juegos podrán servir en el futuro no solo a chicos con necesidades especiales sino también al público en general”.
La idea de crear un patio de juegos fue concebida hace varios años por iniciativa de Arie Ezra, un alumno de la escuela de Ilanot, que comprendió la importancia que tenían las actividades de exteriores para él y sus amigos. Lamentablemente, Arie falleció el año pasado y no pudo ver la realización de su visión.
El espacio de juegos central instalado en el patio de la escuela fue diseñado inspirado en el cuento “El árbol generoso”, para transmitir el mensaje es que cada uno puede marcar una diferencia e influir en el entorno. Las instalaciones fueron planeadas para que cada acción pequeña creara una reacción significativa que los chicos puedan percibir y ofrecerles así una experiencia de éxito.
El diseñador industrial Omri Artzi construyó los aparatos y dijo que los chicos participaron en el proceso de diseño: “Grupos de alumnos me visitaron en mi estudio para que juntos pudiéramos comprender sus necesidades, sus deseos y los tipos de juegos que podrían operar. Ellos realmente fueron mis colaboradores en la creación de los juegos para el patio de la escuela”, dijo.
Entre los juegos especiales se encuentran: un soplador que lanza gránulos de color, palancas que abren huevos coloridos y de su interior surgen pollitos, ruedas eléctricas que giran activadas por medio de la voz, un juego de pinball eléctrico operado con el pie, palancas que giran manubrios, una fuente única y una gran variedad de ruedas y campanas que generan una experiencia única para todos los sentidos.
“Es un patio hermoso con muchos juegos especiales”, dijo Daniel Schwartz de 17 años de Jerusalén, mientras llenaba un tubo con gránulos de colores que caían con un chasquido de un lado a otro.
Ali Alziyadne, un joven de 18 años de Rahat, puede utilizar como miembro principal su pie izquierdo. Ali recorrió el patio de juegos en su silla de ruedas motorizada (operada, por supuesto, con su pie), mientras tiraba de sogas, giraba las ruedas y agitaba campanillas. Ali no puede hablar y se expresa mediante una computadora de comunicación que él opera con un mando con su pie, la que le sirve de voz al transformar texto en palabras. “Este es un patio de juegos hermoso y muy apasionante”, se oyó de repente de una voz de sintetizador. Tal vez el tono monótono de la computadora no pudiera transmitir la emoción, pero el brillo en los ojos del joven era inconfundible.
Ali ama la naturaleza y fue nombrado el jardinero principal de la escuela. En los próximos tiempos le espera mucho trabajo. El impresionante invernadero construido con el apoyo del KKL Canadá está casi terminado y en poco tiempo será posible comenzar a plantar. Las herramientas de jardinería de Ali fueron cosidas a zapatos viejos y así él puede cavar, llenar macetas con tierra y quitar las malezas.
“En el proceso de trabajo para establecer este patio, aprendimos mucho de la experiencia, del equipo educativo y de los alumnos mismos”, señaló la arquitecta Blonder: “y ahora nuestra aspiración es aplicar este modelo en otros sitios de Israel, para que otras poblaciones puedan disfrutar de jardines especiales adaptados a sus necesidades”.