Inicio NOTICIAS Café a la mañana y cerveza a la noche estabilizan el genoma.Una nueva investigación de la Universidad de Tel Aviv.

Café a la mañana y cerveza a la noche estabilizan el genoma.Una nueva investigación de la Universidad de Tel Aviv.

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 Según  un nuevo estudio realizado por el profesor Martin Kupiec, la doctora Gal Hagit Romano , Yaniv Harari y otros investigadores de la Universidad de Tel Aviv la cafeína y el alcohol afectan a la envejecimiento celular, la estabilidad del genoma y la probabilidad de desarrollar el cáncer.

El estudio fue publicado en la revista Public Library of Science y se basa en un sorprendente hallazgo de la Doctora Elizabeth Blackburn, quien recibiera el  Premio Nobel por su trabajo sobre telómeros. Los telómeros son los extremos de los cromosomas, y cumplen un importante  papel en la protección del genoma en cada célula. Los telómeros son una especie de " reloj biológico " de la célula, y se acortan a medida que la célula envejece. Para que una célula de cáncer pueda crecer indefinidamente (y ser por lo tanto, inmortal), es necesario que se alarguen los telómeros. Por lo tanto los telómeros tienen mucha importancia en el desarrollo de cáncer y el envejecimiento celular.  
En 2004 la Doctora Blackburn publicó un artículo en el que demuestra que las mujeres que han experimentado estrés mental por varios años tienen telómeros más cortos y por lo tanto las células aparentan ser más  "viejas " que  los de las mujeres que han experimentado un nivel regular de estrés. " La hipótesis de los autores del artículo es que  el estrés provoca cambios fisiológicos que producen acortamiento de los telómeros, cambios tales como el estrés oxidativo", explica la doctora Gal Hagit Romano, quien trabaja en el laboratorio del Prof. Kupiec. “Partiendo de esa premisa, hemos cultivado células de levadura bajo estrés oxidativo y examinamos su efecto sobre longitud de los telómeros. Pero, sorprendentemente, no hubo ningún efecto sobre el largo de los telómeros. Así que decidimos hacer crecer las células en otras condiciones de estrés. La mayor parte de las condiciones que hemos creado no causó ningún cambio en la longitud de los telómeros, pero el resultado más notable fue que algunas de las sustancias a las que estamos expuestos en la vida cotidiana afectan la longitud de los telómeros. De hecho, los materiales con el impacto más significativo sobre la longitud de los telómeros son la cafeína y el alcohol. Hemos encontrado que un poco de cafeína (una concentración similar a la que hay en una taza de café) acorta considerablemente los telómeros, mientras que una baja concentración de alcohol (5 % -7 %) los extiende significativamente”.
 
Gracias a este descubrimiento revolucionario, los científicos de todo el mundo pueden ahora combinar cambios ambientales con manipulaciones genéticas para investigar la red genética responsable de mantener la longitud de los telómeros. Como los telómeros son de vital importancia en el desarrollo del envejecimiento celular y el cáncer, esta investigación tiene una importancia  médicas de gran envergadura.
 
" Nuestros resultados tienen importantes consecuencias médicas ", dice el estudiante de doctorado Yaniv Harari . " Debido a la importancia de los telómeros en el mantenimiento de la estabilidad del genoma, su largo es controlado por una compleja maquinaria celular. Más de 400 genes afectan la longitud de los telómeros con el fin de crear un sistema estable, capaz de hacer frente a los cambios ambientales. Cuando la estabilidad del sistema es afectada por substancias químicas ambientales, la longitud de los telómeros cambia, lo que puede conducir a la inestabilidad genoma, acelerar el envejecimiento y el desarrollo de diversas enfermedades. Nuestro hallazgo abre la posibilidad de manipular la longitud de los telómeros como parte de la terapia anti-cáncer o incluso para ser aplicado en medicina preventiva”.
 
El nuevo estudio es el resultado de una fértil colaboración entre el laboratorio del Prof. Martin Kupiec, de la Facultad de Ciencias Biológicas, con los profesores Roded Sharan, Eytan Ruppin , Ron Shamir y el doctor Assaf Gottlieb, de la Escuela Blavatnik de Ciencias de Computación en la Universidad de Tel Aviv .
 
 
 
 

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