Itongadol/AJN.- El profesor Marcelo Sternberg, experto en Ecología y Cambio Climático, recibió a la Agencia AJN en la Universidad de Tel Aviv, donde advirtió sobre las consecuencias que genera la guerra en la Franja de Gaza para medio ambiente, incluso en Israel.
“En contaminación no existen los límites. Porque si se contamina la Franja de Gaza, ese territorio tiene un acuífero abajo, que no conoce las fronteras que están arriba. Eso está unido con el acuífero que continúa en la zona de Ashkelon, Ashdod, todo lo que es la parte costera de Israel”, destacó.
Sternberg es profesor titular y jefe del Laboratorio de Ecología Vegetal en el Colegio de Ciencias Vegetales y Seguridad Alimentaria en la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad de Tel Aviv.
Además, se refirió a la dificultad que atraviesan en Israel para colaborar con otras universidades del mundo.
-Hace un año expresas tu preocupación por la contaminación que está dejando esta guerra. ¿En qué situación está ese tema?
-La situación solamente ha empeorado, por el hecho de que el bombardeo israelí en el área de la Franja de Gaza ha continuado y en cada bomba hay metales pesados. Esos metales pesados lógicamente han dañado todo lo que es la estructura del suelo y esos suelos nunca se van a poder restituir o poder cultivar algún tipo de verdura o fruta. Si se cultivan esos suelos, después la gente se come esos metales pesados, que son altamente tóxicos, cancerígenos. Todo lo relacionado a la seguridad alimentaria, donde la gente podía tener árboles, frutas, viñedos o invernaderos… todo eso está destruido.
Los pocos árboles que había ya no existen, porque Hamás utilizaba esas zonas agrícolas como centro para esconderse y tirar misiles hacia Israel.
A Israel no le quedaba otra alternativa que clarear todo lo que son los campos de cultivados y lógicamente ha habido bombas, explosivos y eso solamente ha aumentado con el tiempo.
-¿Cómo se mide eso?
-Se realiza una muestra del suelo y se ve cuáles son los componentes que tiene, qué metales se encuentran en esos suelos. Las bombas tienen altos contenidos de nitroglicerina, plomo, estaño y esos son elementos pesados que si uno los come, te enfermás.
-¿Cómo se explica que un profesor que está en la Universidad Tel Aviv, en el Estado de Israel, esté pensando en el suelo de Gaza?
-Uno piensa porque también de este lado ha sido afectado, no solamente la parte de la Franja de Gaza. En el norte de Israel, por ejemplo, también ha sido afectado el suelo, porque han tirado bombas y también porque se han quemado en Israel más de 35.000 hectáreas cuando caían los misiles de Hezbollah, se prendían fuego los campos y bosques. Se ha quemado gran parte de esa zona, que hay que rehacer un tipo de restauración de los bosques, de los suelos, de los lugares donde hay frutales, donde la gente no podía trabajar, no podía llegar a los campos, porque no podía recolectar las frutas de los árboles, porque estaban en un marco de tiro que los podían matar. Eso crea un daño, porque no se ha podido cosechar los árboles, y al no poder cosechar, va a afectar la cosecha futura, porque esos árboles no han sido tratados como deberían ser tratados, podados, y eso obviamente va a afectar a nivel de suelo.
¿Por qué pienso esto? Porque esta gente, a pesar de que Trump los quiera mandar a otro lugar, no se va a ir, se va a quedar ahí. Entonces esa gente también va a tener que comer. ¿Y dónde va comer? El proceso de reconstrucción (de Gaza) también incluye reconstruir la estructura del suelo, para poder crear cultivos y que la gente pueda comer. La seguridad alimentaria es necesaria para que la gente pueda subsistir.

-¿Hay un mapa donde uno ve toda la situación regional o cómo es en la práctica esto que estamos conversando?
-En la práctica están las fotos satelitales, donde podés ver perfectamente la zona que ha sido dañada, las zonas que se han quemados. No sólo los suelos, sino toda la diversidad biológica, que están dentro de los suelos y que permiten que esos suelos produzcan. Y eso es sumamente importante.
-¿Qué pasa con el agua?
-En contaminación no existen los límites. Porque si vos contaminás la Franja de Gaza, ese territorio tiene un acuífero abajo, que no conoce las fronteras que están arriba. Está unido con el acuífero que continúa en la zona de Ashkelon, Ashdod, todo lo que es la parte costera de Israel, que es una zona donde están los mayores acuíferos y de ahí Israel extrae agua. Es una de las fuentes importantes de agua. Si bien con las plantas de desalinización, hoy casi el 50% del agua potable es obtenida del mar, es un proceso muy costoso, están los acuíferos, que son las napas de agua subterránea, que no conocen frontera. Esos metales pesados y contaminación que están en el suelo de arriba, cuando llueve, todo eso se infiltra y llega las napas de agua. Entonces, esas napas se expanden y la contaminación no solamente llega a la parte del suelo, sino también al agua, y no solamente el agua. Por ejemplo, esas plantas de desalinización, por la falta de energía, todas las plantas de potabilización o de tratamiento de residuos de cloacas, están totalmente destruidas. Hoy en día todas las cloacas de la Franja de Gaza van a parar al mar Mediterráneo, y nosotros tomamos esa agua después.
La pesca, lógicamente, está prohibida, no solo por el punto de vista militar, sino también por el riesgo de que los peces que están en esa zona también estén contaminados.
-¿Esto es un desastre?
-Es muy grave, desde el punto de vista ambiental. La guerra es un desastre, no solamente para la gente, que sufre y que ha muerto, las pérdidas que hemos tenido. Tiene un costo ambiental que la gente prefiere no verlo. Los recursos naturales son siempre considerados como una cosa obvia, y la gente no entiende que, por ejemplo, si hoy en día el 50% del agua que nosotros bebemos viene del mar, la importancia de mantener el mar no contaminado. Y ahora las plantas de tratamiento de cloacales no existen más en la Franja de Gaza y toda esa agua va a parar al mar.
-¿Cómo es tu equipo de trabajo y cómo se ejecuta la tarea?
-Mi trabajo específico en mi laboratorio no está relacionado en forma directa a lo que estaba comentándote. Yo soy un ecólogo terrestre que trabaja en temas de cambio climático y tengo estaciones experimentales donde yo hago manipulaciones de lluvia, con la idea de simular el futuro. Tengo una máquina del futuro para ver a través de manipulación de lluvia y simulando sequía extrema, que eso es a lo que nosotros lamentablemente vamos en esta región, a un aumento de la sequía, ¿qué va a pasar con los sistemas naturales? ¿Cómo van a responder? Y si esos sistemas van a cambiar en forma drástica, si los suelos y los nutrientes que están en el suelo se van a ver afectados, cómo va a cambiar la flora local. Hace casi 25 años que trabajo en el tema y estamos obteniendo una gran base de datos que tiene importancia a nivel local, pero también a nivel mundial, porque somos la única estación de manipulación de lluvia en todo el Medio Oriente. Hay estaciones similares en Europa, hay algunos que están en Sudáfrica, pero entre Europa, Sudáfrica y la China, nosotros somos el único.
-El mundo tiene una reserva de científicos que se están ocupando de esto silenciosamente…
-No es lo que la gente lee en los diarios, pero sí la comunidad científica tiene una preocupación sobre la seguridad alimentaria, la calidad de la seguridad alimentaria. Lo que ha pasado acá en Israel, la falta de posibilidad de dar comida a la gente propia de Israel, por el hecho de que la fuerza laboral de gente que trabaja en la agricultura, es una fuerza laboral extranjera. La seguridad alimentaria no solamente está relacionada con los suelos, sino también con la producción alimentaria. La guerra ha descubierto la fragilidad que tenemos en el campo de seguridad alimentaria en Israel. Por el hecho de que no hay posibilidad de que recursos humanos propios puedan ser los responsables de la producción agrícola. Hoy en día, el agricultor medio en Israel tiene 65 años. Es de otra época. Por parte del gobierno no hay ningún tipo de subsidios que hace que la gente joven esté interesada en trabajar en la agricultura.
Lo mismo ocurre con la carne. Acá en Israel, que es uno de los países que tiene máximo consumo de carne per capita. El año pasado se han importado 350.000 terneros para el engorde. Y tampoco tenés acá en Israel la cantidad de granos para poder darles la comida. Entonces también se importan los granos. Es una cosa que no es sostenible para nada.
-¿Qué pasa con la contaminación del aire y qué pasa con el israelí, después de la guerra, en su vida cotidiana?
-Sobre el tema de contaminación es muy poco lo que se está haciendo desde el gobierno. No lo ven, no lo quieren ver, pero es un problema. Este es un país en trauma. El país está traumado, la gente está traumada. Los chicos que han estado en la Franja de Gaza y que han combatido en el Líbano, se han encontrado una realidad extrema. Esto va a llevar mucho tiempo en recuperar la normalidad psicológica. A nivel de prioridades de la gente, que va intentar sobrellevar esa restauración ambiental, tiene que ser combinado con una restauración psicológica. Y para eso todavía falta mucho.
Deberían estar dentro de las prioridades las dos cosas, tanto a nivel ambiental y lo que está sucediendo, porque la guerra no terminó.
-Estamos en la Universidad de Tel Aviv, ¿qué nos podés contar sobre el trabajo diario y la importancia de la tarea que se está realizando?
-Dentro del marco de la Universidad de Tel Aviv, nosotros nos encontramos también en esta realidad de enseñar y de atravesar esta guerra. Tenemos estudiantes que lamentablemente han muerto en esta guerra y tenemos estudiantes que son reservistas. Nosotros a ellos tenemos facilitarles la posibilidad de que puedan estudiar, hay gente que ha tenido que ser reservista por 200 días al año, ¿cómo hacen para poder llevar la currícula y estudiar en forma normal? Y a esa gente, la universidad la está ayudando con clases privadas, con reducción de cosas para facilitar el estudio. Porque hacer un cambio mental de estar en una línea de combate e irte al aula… ¿cómo se hace ese cambio? Es muy difícil.
La gente que gobierna la Universidad desde el punto de vista académico, piensa ¿cómo ayudar a esta gente? Con becas, con más tiempo, con algún tipo de reducción de la currículo.
-¿Cómo es la relación con las universidad de otros países en el marco de la guerra?
A nivel diario, nosotros también nos encontramos en una realidad donde las universidades israelíes están boicoteadas a nivel mundial.
Nadie quiere colaborar con Israel. A nivel de la comunidad europea, nosotros tenemos una reducción de posibilidad de colaboración, cosa que ha sido una fuente muy importante de dinero que venía de la comunidad europea, donde Israel forma parte a nivel científico, de la comunidad europea. En eso hay un boicot muy grande en contra de la universidad. Entonces tenemos que nosotros reforzar nuestros contactos, hablar, viajar, contar lo que la universidad está haciendo, para buscar el diálogo interno dentro del país. Nosotros acá tenemos, dentro de esta universidad, estudiantes que musulmanes, cristianos, drusos, judíos y uno busca siempre el diálogo. Es una realidad sumamente compleja, no hay ninguna otra universidad donde hay una composición escolar y también académica como la nuestra, con gente que han matado, un chico que lo han matado en la guerra, una persona que está secuestrada, un familiar que tiene una persona de un de origen árabe palestino, que conoce familiares en la Franja de Gaza que han sido muertos. Esa realidad es sumamente compleja.
-¿El apoyo que se ha recortado de parte de otras universidad es antisemitismo?
-Siempre hay un poco de antisemitismo en este tipo de cosas, siempre afloran las cosas que están bajo la mesa y en cualquier oportunidad de ese tipo también sale mucho. Y los grupos palestinos o pro-palestinos son grupos que tienen fuerza de demostraciones, pero son una minoría en general. Pero a esta minoría, en las universidades tanto en Estados Unidos como en Europa, les tienen miedo. Desconocen que ellos en las universidades son mucho más fuertes que ese grupo minoritario y para no crear el choque directo, prefieren agachar la cabeza y dejar que estos grupos dominen la política de colaboración con Israel.