Lo cierto es que el margen de maniobra de Sharon se estrecha, y de hecho Peres aceptó el inicio de negociaciones después de que el primer ministro perdiera el apoyo de los partidos de extrema derecha, que se oponen a sus planes para retirarse de la Franja de Gaza y de parte de Cisjordania, cuya ejecución está prevista para finales de 2005.
Sharon ya no tiene la mayoría en el Parlamento y sólo dispone del apoyo de 59 de 120 diputados, lo que le enfrenta a sucesivas mociones de censura de la oposición e incluso de su propio partido, el Likud. Una moción de censura sobre la política económica presentada hoy por el partido ultraortodoxo Shas se saldó con el resultado de empate a 55 votos a favor y en contra del Gobierno. Para derrocar al Gobierno se precisa al menos de 61 votos, la mayoría absoluta.
Asimismo, otra votación sobre la crisis gubernamental acabó hoy con 58 votos a favor del Gobierno y 55 en contra. Pese a las negociaciones de Peres, los laboristas se negaron a retirar esta moción de censura. Se espera otra moción, presentada por Meretz y los partidos árabes, sobre la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de ilegalizar el muro de Cisjordania. Sharon superó el pasado 5 de julio otras seis mociones de censura, entre ellas la presentada por segunda vez por los laboristas.
En estas circunstancias, Sharon depende casi totalmente de los apoyos con que cuente en su partido. En total, una decena de los 40 diputados del Likud se opone a dicho plan de gobierno de unidad nacional. Varios miembros del Likud ya han dejado bien claro que se oponen a una alianza y un diputado ha llegado a describir a los laboristas como un «cáncer que se expande» en el seno del Likud.
Entre los detractores del Likud están dos de los principales ministros de Sharon, el de Finanzas, Benjamin Netanyahu, y el de Exteriores, Silvan Shalom. Sharon quiere garantizar que Shalom siga al frente de esta cartera aun en el caso de que los laboristas entren en la coalición gubernamental.
Fte E.Press