«El mundo no lucha contra el genocidio»
El novelista israelí Amos Oz lamentó que sólo se contesta con respuestas verbales a la tragedia de Darfur, en Sudán.
RIO DE JANEIRO.- «Yo ando con dos lapiceras porque no escribo en computadora. Una es para escribir artículos y mandar al gobierno de Israel al infierno. Con la otra escribo historias, simplemente historias.»
El escritor israelí Amos Oz respondió con humor a LA NACION, mientras caminaba con dificultad por las calles empedradas de la aldea colonial de Paraty, a 300 km de San Pablo.
Para Oz, que llegó para participar de una feria literaria, ficción y realidad corren por caminos diferentes. «Cuando quiero escribir por una causa, no escribo literatura, sino un artículo, un ensayo. Una historia de ficción es apenas una historia», dijo el reciente ganador del premio Príncipe de Asturias de las Letras.
El drama de la guerra y las injusticias que padecen vidas anónimas, sin embargo, aparecen en todo lo que escribe. Difícil que no sea así para quien combatió en un tanque en la Guerra de los Seis Días (1967), o vio el horror de la guerra en las alturas de Golán, durante la guerra de Iom Kipur.
Oz, de 68 años, llegó para mantener un diálogo abierto con la premio Nobel sudafricana Nadine Gordimer sobre el papel de la literatura en un mundo convulsionado por las guerras y las injusticias. Ambos participan de la Fiesta Literaria Internacional de Paraty, que desde 2002 reúne escritores de todo el mundo para conversar sobre escritura y lectura, lejos de todo, en esta ciudad colonial, en el sur del estado de Río de Janeiro.
Este año, junto a Gordimer y al también premio Nobel sudafricano J. M. Coetzee, estaban la india Kiran Desai -revelación por su libro reciente La herencia de la pérdida -, o el ácido inglés Will Self, que calificó la televisión de «supositorio del mundo».
«Palestinos que les disparan a palestinos es una tragedia colosal», dijo Oz, en alusión al conflicto de Medio Oriente.
«No hay otra alternativa que un compromiso pragmático entre Israel y Palestina, y ese acuerdo debe estar basado en la idea de dos Estados. Israel como vecino de Palestina, y Palestina, en el norte de Gaza, como vecino de Israel», insistió, repitiendo su tesis pacifista para terminar con el conflicto: «Apenas paz».
El escritor criticó la falta de intervención internacional concreta en el genocidio que está ocurriendo en Darfur, en el oeste de Sudán. «Desafortunadamente, está en la naturaleza de este mundo no luchar contra el genocidio cuando hay algún riesgo de sacrificar vidas. Comúnmente, y nosotros, judíos, aprendimos esto de nuestra experiencia; el mundo responde contra el genocidio enviando cartas a los diarios, con respuestas verbales. Nadie se arriesga para parar el genocidio», afirmó.
Tras comentar algunas particularidades de la escritura judía, Oz dijo: «La literatura pertenece primero al lenguaje. La lengua es como un instrumento musical: el escritor de portugués es un piano; el escritor de inglés es un violonchelo; el escritor de hebreo es un violín… Pero hay cierta sensibilidad judía en común. Por ejemplo, el sentido del humor para reírse de uno mismo».
«La construcción de una cultura judía universal surgida a partir de los exilios -dijo- es una riqueza, pero una riqueza demasiado cara. Seis millones de vidas, un tercio de los judíos… Muchas gracias, pero renuncio a esa riqueza: es un precio muy caro.»
«Hay caminos más simples de construir una visión universal del mundo», agregó, al tiempo que consideró que Israel necesita cambiar su política. «Alguna presión tiene que haber sobre Israel para que cambie su política. Pero esta presión se está haciendo en el lugar equivocado», concluyó.
Por Luis Esnal
Corresponsal en Brasil