Las familias israelíes enlutadas por la guerra de Líbano comenzaron este lunes a celebrar el primer aniversario del inicio de ese conflicto, según el calendario hebreo.
Unos cien padres y amigos de soldados se congregaron en Kfar Giladi (Alta Galilea), en el lugar donde un cohete Katiusha mató a 12 militares israelíes el 6 de agosto de 2006.
Las personas que asistieron a esta ceremonia expresaron su dolor, así como su cólera contra el gobierno, y exigieron la renuncia del primer ministro Ehud Olmert, al que consideran responsable de los fracasos de Israel durante esta guerra, que duró 34 días.
Este conflicto comenzó el 12 de julio de 2006, después de que Hezbolá bombardeara localidades de Galilea, secuestrando a dos soldados israelíes y matando a otros ocho.
Los combates costaron la vida a más de 1.200 libaneses, en su mayor parte civiles, y a más de 160 israelíes, en su mayoría soldados. Durante la guerra, el Hezbolá disparó unos 4.000 cohetes que obligaron a un millón de israelíes a ocultarse en los refugios o a emigrar hacia el sur del país.
Según las encuestas, el ataque contra Kfar Giladi provocó un cambio en el apoyo de la opinión pública israelí a la guerra. Ésta terminó gracias a un cese del fuego concluido el 14 de agosto bajo el patrocinio de las Naciones Unidas.
«Un año después, nosotros no olvidamos ni los fracasos de la guerra ni a sus responsables (…). Uno de ellos, el primer ministro, sigue en el poder y continúa fracasando, porque no sabe cómo reparar los errores», declaró a la AFP Uzi Dayan, ex jefe del Consejo Nacional de Seguridad. Dayan fue uno de los dirigentes del movimiento de protesta de los militares de la reserva que exigieron la creación de una comisión de investigación estatal sobre los errores de esa guerra.
Otras ceremonias se llevarán a cabo en Galilea, sobre todo en Haifa, en el lugar donde ocho civiles israelíes murieron a causa de un disparo de Katiusha, así como en el sitio donde dos soldados fueron secuestrados por Hezbolá el 12 de julio de 2006.