Los religiosos habían manifestación en el barrio de Mea Shearim, donde habitan mayoritariamente, para después dirigirse a una céntrica calle donde varios locales vendian pan fermentado, cuyo consumo está tradicionalmente proscrito durante el Pésaj (la Pascua Judía), así como comida no ‘kosher’.
Aunque la Policía trató de impedir la marcha y ordenó a los manifestantes que se dispersasen, una veintena de ellos logró acceder a la calle, Hillel, y bloquearla con contenedores de basura y tablas de madera.
‘Se acercaron a nuestro establecimiento para increpar a algunos clientes con frases como: ‘Vais a ir al infierno’ o ‘Dios está de nuestra parte», explicó a Efe Sharon, dependiente de una hamburguesería de esta calle en la que se sirve pan fermentado y beicon (cuyo consume proscribe el judaísmo durante todo el año al ser carne de cerdo).
Los agentes intentaron entonces desalojar la calle por la fuerza, a lo que los ultraortodoxos respondieron lanzándoles piedras.
Otro grupo de radicales religiosos intentó desplazar la protesta a un paseo cercano, pero fue retenido por la Policía.