‘Me siento profundamente responsable de los hechos tal y como han trascendido, y para expresar mi profundo arrepentimiento por las malinterpretaciones que me han sido atribuidas y que han causado daño al pueblo judío’, afirma el investigador en una carta difundida hoy a los medios de comunicación.
Por ello, agrega, ‘he decidido donar todos los ingresos de la venta de esta publicación a fomentar las actividades de la Liga Anti-Difamación’.
La Liga es una organización estadounidense que se dedica a perseguir cualquier atisbo de antisemitismo en el mundo y tiene sucursales en varios países.
Toaff, hijo del ex gran rabino de Roma Elio Toaff, ha generado un ola de protestas con su nuevo libro, en el que sugiere que son ciertas las acusaciones contra los judíos medievales acerca de que sacrificaban niños cristianos en rituales religiosos.
La Universidad Bar Ilán, a la que pertenece el investigador, denunció hoy duramente sus conclusiones y aseguró que ‘ante el daño causado’, esperaba de Toaff ‘que asumiera responsabilidades por su error y actuara para reparar el daño que ha causado’.
El ‘libelo de sangre’, como se conoce en la literatura a esas acusaciones contra los judíos, fue descartado como falso por la Iglesia Católica en la década de los sesenta, después de siglos de violencia antisemita y pogromos cada vez que surgía una nueva acusación.
Acusaciones de asesinatos de niños cristianos por judíos existen en una veintena de países, incluido España con dos casos, el de Santo Dominguito de Val, alrededor de 1250, y el de Cristóbal de Toledo, también conocido como el Santo Niño de La Guardia, en 1491.
Los historiadores consideran que este último caso fue fabricado por la Inquisición para facilitar la expulsión de los judíos de España, un año después.
A pesar de que la propia Iglesia los ha retirado de su literatura, Toaff sugiere en su libro que un grupúsculo de judíos fanáticos en la Italia medieval sí perpetró esos crímenes.
Según el investigador, que ayer ordenó detener la distribución de su libro hasta corregir y puntualizar su contenido más polémico, la prensa ha sacado de contexto y ‘malinterpretado sus palabras’.
‘Nunca permitiré que ninguna persona que odia a los judíos me usen a mi, o a mi investigación, para alentar, una vez más, el fuego del odio que condujo al asesinato de millones de judíos’, afirma el investigador en su carta.
‘He ordenado parar la distribución del libro.. para impedir que se aprovechen de él como propaganda antisemita’, concluye.