Itongadol.- En la escuela Schechter Manhattan comparten la convicción de Emma Bronznick Goldberg de que los entornos educativos judíos necesitan nuevas formas de hablar, actuar y educar sobre la raza en Estados Unidos, como un componente de una educación más amplia e inclusiva.
Según Benjamin Mann, director de la escuela Solomon Schechter de Manhattan, aspiran a ser una escuela diurna judía antirracista, “en la que los estudiantes y la facultad tengan la oportunidad de considerar su identidad, donde la diversidad de la comunidad judía se refleje y valore, y donde los graduados tengan el conocimiento, las habilidades y las disposiciones para tener éxito en un mundo diverso y para ser agentes positivos de cambio hacia una sociedad más justa”.
“Para hacer eso, es claro para mí y mis colegas que debemos ayudar a nuestros estudiantes a ver más allá de las narraciones de la era de los Derechos Civiles a las que Bronznick Goldberg se refiere, e incluso más allá de las demostraciones públicas de odio por supremacistas blancos declarados hoy, a sistemas más fácilmente ignorados que perpetúan el racismo. Necesitamos comenzar con nuestra propia comunidad escolar Ashkenazi, predominantemente blanca, donde un enfoque ‘daltónico’ a la educación puede arriesgar la perpetuación de suposiciones falsas sobre la cultura e historia estadounidense y judía, como el mensaje implícito y explícito de que ser blanco es la norma contra la cual el individuo y el valor étnico se mide”, explica Mann.
“En los últimos dos años nos hemos embarcado en ese proceso. Este trabajo para llegar a ser más incluyente y racialmente consciente fue provocado inicialmente por los aportes de los padres de color en nuestra escuela”, destacó.