Los expertos dijeron que el estudio, publicado en el Journal of the National Cancer Institute, sugiere que la tensión u otros factores, como la extrema privación, puede jugar un papel importante en la aparición del cáncer.
Los investigadores, dirigidos por el doctor Lital Keinan-Boker en la Universidad de Haifa en Israel, compararon los índices de esta enfermedad en dos grupos de judíos israelíes nacidos en Europa: uno de 258.048 personas que dejaron Europa después de la guerra y otro de 57.496 que emigraron antes o durante el conflicto.
Ambos grupos tuvieron más incidencia de cáncer que otros judíos y grupos no judíos en Israel.
Sin embargo, los investigadores vieron que los judíos que vivieron la Segunda Guerra Mundial en Europa fueron al menos un 17 por ciento más propensos a desarrollar cáncer que quienes se fueron antes o durante la guerra.
Los resultados son importantes, según los investigadores, ya que muchos judíos que sobrevivieron a la guerra en el viejo continente también fueron víctimas del Holocausto, la persecución y asesinato sistemático de unos 6 millones de judíos realizada por el régimen alemán nazi y sus colaboradores.
Los supervivientes sufrieron hambre, tensión mental y estuvieron expuestos al frío y agentes infecciosos.
"Una posible explicación para las diferencias en la incidencia de cáncer observadas entre los diversos grupos étnicos judíos puede ser las diferencias en su exposición específica a los traumas del Holocausto", escribió Keinan-Boker.
"Estas observaciones pueden tener un impacto directo en la salud de los judíos supervivientes de la Segunda Guerra Mundial, y por lo tanto en el cuidado necesario de sus médicos en Israel y otros lugares", señalaron.