Una vez más, civiles indefensos y minorías desprotegidas han sido el objetivo del accionar criminal. Causa especial estupor que uno de los blancos elegidos haya sido la casa Narimán de Jabad Luvabitch en esa ciudad, los jóvenes judíos que allí residían y trabajaban en su misión espiritual.
La Argentina toda y la comunidad judía de nuestro país en particular, han sufrido en dos oportunidades los ataques de este flagelo universal, los cuales permanecen impunes, con lo cual sentimos hoy el dolor del pueblo de la República de la India y de los familiares de las víctimas como propio.
Pedimos que se eleven plegarias en su recuerdo. Persigamos justicia y castigo para los responsables de todos los crímenes de lesa humanidad.
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