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ENTREVISTA

«Me da vergüenza como argentino que se haya querido arrastrar a los países hermanos»
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Por María de los Ángeles Orfila, de la redacción de Observa. El escritor argentino Marcos Aguinis, de visita en Montevideo para la presentación de su novela "La pasión según Carmela", habló con Observa sobre la realidad política argentina y el conflicto con el campo y, además, analizó el conflicto árabe-israelí. Para el matrimonio gobernante tuvo duras palabras: "La rebeldía kirchnerista no es progresista en serio porque es regresiva".

En 2001, publicó "El atroz encanto de ser argentino"; en 2005, publicó lo que puede ser considerado la segunda parte, "¿Qué hacer? Bases para el renacimiento argentino". De 2001 hasta el presente, ¿qué análisis hace de la actualidad política y social de Argentina y qué es lo que se arrastra de antes?

La decadencia institucional argentina tiene muchas décadas. Es muy larga, pero se ha ido profundizando en los últimos tiempos. He dicho en mi país que la Argentina parece haberse trepado a un tobogán ondulante. El tobogán siempre va hacia abajo, pero tiene ondulaciones que crean la falsa impresión que se asciende un poco y después se vuelve a caer. Hemos tenido algunos pequeños ascensos como por ejemplo cuando recuperamos la democracia que fue la primavera cultural, la gran expectativa, la gran ilusión; pero luego otra vez la decadencia. Ese tobogán ondulante está relacionado con la pérdida de la calidad institucional argentina.

¿En qué se refleja?

No se entiende bien qué es el Estado de Derecho, no se entiende bien lo que es mantener las leyes de forma estable y que generen confianza a nivel individual y colectivo, no se entiende bien cómo funciona una verdadera república, en el sentido de que los tres poderes deben ser independientes y establecer un mutuo control, no se entiende bien lo qué es una política de Estado.

¿Dónde sitúa el comienzo del tobogán?

Yo lo ubicaría un poco antes del primer golpe de Estado que ocurrió en 1930. A finales de la década de 1920 comenzaron a difundirse las ideas totalitarias, colectivistas, estatistas, tanto de izquierda como de derecha […] que coincidían en el repudio de la democracia, en establecer el partido único, en amordazar la prensa, en no respetar la libertad individual, en violar la propiedad privada. Uno se llamaba de izquierda y el otro de derecha. Uno apoyaba al gran capital, el otro decía que apoyaba al proletariado, pero los dos provocaron desastres. Pero esas ideas entraron. En Argentina tuvo mucha importancia el nacionalismo católico que fue fachista y después, en la década del 60, entraron las ideas del colectivismo de izquierda. Esto tenía un elemento común que era el desprecio a las instituciones democráticas, el desprecio a la Constitución [.] El movimiento peronista que tuvo de positivo la inclusión social, tiene el gran defecto de que, a pesar de su transformismo y de estar representado por gente de extrema derecha y de extrema izquierda, todos peronistas dicen ellos, no tienen gran respeto por las instituciones. Tanto el gobierno de [Carlos] Menem como el gobierno de [Néstor] Kirchner.

¿A qué se debió el origen y la extensión del extenso conflicto con las entidades del campo?

El conflicto con el campo es el último de la serie de conflictos que ha tenido, primero el gobierno de Néstor Kirchner, y ahora el de Cristina [Fernández], que es prácticamente la misma cosa. Se venía peleando con todo aquel con quien pudiera pelearse; no quedaba sector del país con quien Kirchner no tuviera conflicto. Y el campo, tanto para Argentina como para Uruguay, es la gallina de los huevos de oro. En un mundo donde hay carencia de alimentos y donde cada vez va a ser más grande la demanda, podemos volver a ser el granero del mundo.

¿A qué se deben las permanentes alusiones a un golpe de Estado durante el conflicto?

Son expresiones de carácter demagógico para espantar fantasmas. Las fuerzas armadas argentinas no están en condiciones de dar un golpe de Estado porque están desactivadas prácticamente y, por otro lado, no quieren repetir el error trágico y sanguinario de la última dictadura.

Pero se hace referencia a un golpe promovido por el campo, de carácter económico.

Se quiere culpar a factores antidemocráticos lo que es simplemente una reacción popular de la mayoría del país que no está de acuerdo con el sistema soberbio, arrogante y provocativo y autista del kirchnerismo. El matrimonio quiere cosas tan absurdas como combatir la productividad agropecuaria y bloquear las exportaciones. Para mí estuvo muy bien el presidente Tabaré Vázquez cuando dijo que Uruguay no va a aceptar semejante locura [las retenciones a las exportaciones por todo el Mercosur], lo mismo Brasil. Es una locura. A mí me da vergüenza como argentino que para resolver un problema interior se haya querido arrastrar a los países hermanos.

¿Por dónde cree que debería pasar la solución de este diferendo?

Las cuatro quintas partes del país, el 80% del país, están de acuerdo con lo que le dije al principio: recuperar el valor de las instituciones, recuperar la república […] Es que la rebeldía kirchnerista no es progresista en serio porque es regresiva.

Conflicto árabe-israelí

¿Por qué cree que Israel es objeto de las intenciones de extermino de varios grupos?

El Estado de Israel en una cajita de fósforos en una cancha de fútbol en comparación con el mundo árabe. Durante mucho años el judío fue visto como el cobarde, como la víctima, pero se dio vuelta en la resistencia del gueto de Varsovia. La resistencia fue más larga que la invasión de Alemania a Francia. A partir de ahí comenzaron a defenderse. Se jugaban otro Holocausto. Ahí comenzó un permanente boicot económico del que nadie habla. El turismo egipcio dejó de ir. A partir de las intifadas se da la inversión de la víctima. Los palestinos pasan a ser la víctima y empezaron a importar armas y a mandar misiles a Israel.

En este conflicto, ¿cuál diría usted que es la principal diferencia entre israelíes y palestinos?

Los judíos quieren crear, construir. No fueron a matar alemanes, fueron a independizarse. Los palestinos quieren la venganza y la destrucción. Es trágico. Los dos se destruyen pero uno para construir y el otro para destruir […] ¿Qué han hecho los palestinos? La viuda de [Yasser] Arafat vive como millonaria en París; no han hecho hospitales, no han hecho rutas, no han hecho universidades.

¿Cuál puede ser la solución?

La creación de dos estados. Pero los palestinos hacen sabotaje. ¿Por qué no hacen hoteles y hacen de la franja de Gaza y Cisjordania la costa del mediterráneo oriental?

(Observa)

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