El detector se asemeja a un bolígrafo con tres botones y contiene un compuesto químico que cambia de color al ponerse en contacto con ese material explosivo.
El inventor del artilugio, el profesor Ehud Keinán, del Instituto de Tecnología de Israel (Technion) de la ciudad de Haifa, en el norte del país, explicó que el TATP, a diferencia de los explosivos convencionales, no emite calor cuando es detonado.
Keinán y su equipo de investigadores descubrieron que ésta era la razón por la cual los detectores convencionales de explosivos no identificaban la sustancia.
«Para nuestra sorpresa, descubrimos que la detonación de este material se producía de tal forma que todas sus moléculas en estado sólido cambiaban en una fracción de segundo a cuatro moléculas en estado gaseoso», describió el investigador.
Los resultados de la investigación han sido publicados hoy en la revista «American Chemical Society».
Entre los investigadores figuran Yehuda Zeiri del Centro de Investigación Nuclear de Dimona, Roni Kosloff y Yossi Almog de la Universidad Hebrea de Jerusalén, además de estudiantes que participaron en el estudio.
Keinán es decano de la Facultad de Química del Techion de Haifa.
El TATP y explosivos similares de la familia del peróxido son empleados por varias organizaciones terroristas en todo el planeta, porque es relativamente fácil su preparación y difícil su detección.
La sustancias que componen este material son muy inestables y peligrosas y su fabricación de forma artesanal ha provocado numerosas explosiones incontroladas en laboratorios clandestinos de activistas palestinos.
En los últimos años, gran número de atentados suicidas en Israel fueron perpetrados con TATP, entre otros el ocurrido en una discoteca de Tel Aviv en mayo de 2001, contra un centro comercial en Jerusalén y en numerosos autobuses, que causaron decenas de muertos y heridos.
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