WASHINGTON.- Durante las dos últimas semanas, dos ex ministros israelíes que rara vez están de acuerdo en algo, Ehud Barak y Benjamin Netanyahu, se han mostrado partidarios de construir un elaborado sistema de cercos y controles militares para evitar que los atacantes suicidas palestinos de Cisjordania puedan llegar a los barrios israelíes.
Es un concepto que en Israel se conoce como separación y que en los últimos 20 años ha estado por épocas de moda, dependiendo de qué tan amenazada se sintiera la sociedad israelí. Ahora la moda ha regresado.
«No pretende ser una frontera política, sino una barrera física -aseguró Netanyahu-. No es muy difícil de construir.»
Sin duda, la idea de levantar muros para contener a vecinos hostiles es tan antigua como la civilización misma, y se remonta a la época de Adriano, que construyó uno a través de Inglaterra, en el Norte, en 122 d.C, para proteger a sus legiones romanas, y a los tiempos de Qin Shi Huangdi, que conectó una serie de defensas a lo largo de China en el 214 a.C para crear la Gran Muralla.
Pero en una época en que los atacantes viajan en jet, llevan teléfonos satelitales y disparan misiles a través de las fronteras, la idea de construir muros y cercos para defender una nación parece un tanto curiosa. ¿La tecnología no ha vuelto obsoleta la barrera física como seguridad fronteriza?
No tanto, aseguran los expertos en seguridad. Pero la nueva tecnología está cambiando radicalmente la manera en que las naciones, incluidos los Estados Unidos, controlan sus límites, y podrían tener grandes implicancias en la forma en que Israel se separe de las comunidades palestinas, o incluso de un Estado palestino, si ese día llega.
La patrulla de fronteras de Estados Unidos, por ejemplo, usa una nueva tecnología para cubrir sus límites con México y Canadá sin contratar miles de nuevos agentes y sin construir miles de kilómetros de cercos.
La patrulla fronteriza equipa a muchos de sus agentes con anteojos de visión nocturna para localizar a los que cruzan la frontera y también con equipos que ayudan a localizar las rutas del contrabando. También sembró ambas fronteras con sensores en lugares inesperados que detectan ondas sísmicas de movimientos terrestres. Hace dos semanas, la patrulla fronteriza instaló 64 de esas cámaras a través de la accidentada frontera de 70 kilómetros entre Canadá y Washington. En la primera semana, las cámaras detectaron una banda de asiáticos que trataba de robar a través de la frontera.
El Departamento de Defensa está considerando también una amplia gama de sistemas nuevos para mejorar la seguridad militar. Una idea: reemplazar centinelas con móviles no tripulados y dirigidos con videocámaras y hasta con posibilidad de estar equipados con armas.
La patrulla de fronteras y el Pentágono también están viendo las formas de mejorar la tecnología de control. El Servicio de Inmigración y Naturalización ha creado una base de datos con impresiones digitales que tiene registrado a 1,6 millón de criminales extranjeros. Hasta los cercos mismos se están convirtiendo en alta tecnología. Cercos formados por cadenas tejidas con fibras ópticas que hacen sonar alarmas ya están en el mercado. Y el Pentágono está desarrollando una tecnología no letal con microondas que produce sensación de ardor sin quemar la piel. Esa tecnología podría ser usada para crear cercos «invisibles» a fin de contener a multitudes sin tener que recurrir a un disparo.
Los expertos en seguridad afirman que ninguno de estos sistemas por sí mismo será adecuado, pero que la combinación de sensores, vehículos con controles remotos y cámaras nocturnas creará barreras más efectivas que los muros solos. Y todo esto podría ayudar a Israel a crear un límite seguro donde no existen aún fronteras oficiales, aseguran los expertos.
Pero el verdadero desafío para Israel al levantar cercos entre ellos y los palestinos es político y no tecnológico. La construcción de un muro a lo largo de un espacio suburbano puede estar colmado de simbolismos, por lo que cualquier cosa que Israel haga en la actual crisis seguramente generará un agudo debate.
Sólo una demarcación
¿Correrá el muro a lo largo de Israel, como han propuesto algunos defensores, o sólo a través de partes de Cisjordania? ¿Qué asentamientos incluiría? ¿Debería estar hecho de cadenas, de concertina o de ladrillos? No existen respuestas sencillas.
«Un muro es percibido por algunos como un futuro límite -afirma Mark Regev, vocero de la embajada de Israel en Washington-. Israel dirá que es sólo una demarcación por seguridad. Pero, nuevamente, habrá quien lo vea como una afirmación política.»
Y si Israel construyera cercos alrededor de las comunidades palestinas se lo acusaría de crear un sistema de apartheid, dijo Kenneth W. Stein, del Instituto para el Estudio de Israel Moderno, en Emory University.
Tanto Barak como Netanyahu aseguran que el muro ya construido en Gaza ha reducido mucho el número de terroristas que entran en Israel. Pero, en cambio, no se ponen de acuerdo en cómo hacerlo en Cisjordania, que es considerablemente más extensa y donde los asentamientos judíos y las comunidades palestinas están mezclados en un complejo entretejido.
«El tema de separar a la gente en Cisjordania es mucho más complejo que en Gaza», aseguró Judith Kipper, directora del programa de Medio Oriente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. «¿Podrían gastar miles de millones en construir un gran Muro de Berlín? Sí. ¿Cambiaría esto la naturaleza del problema? No», agregó.
Por James Dao
De The New York Times
Traducción: María Elena Rey
La Nacion