Itongadol.- Nervios, ansiedad y alegría fueron algunas de las emociones que dominaron al grupo de adultos de la tercera edad en lo que la “Misión a Israel: un reencuentro con nuestra Mediná”, la primera misión solidaria de un grupo de la tercera edad que realizó al Estado israelí la Campaña de Solidaridad de Campaña Unida Judeo Argentina (CUJA). Susana Faiguenblat fue una de las participantes y conto a la Agencia Judía de Noticias (AJN) las anécdotas de esta travesía de diez días recorriendo Israel, sus lugares sagrados y proyectos del Keren Hayesod.
“A los 73 años fue mi primer viaje a Israel, así que gracias a CUJA llegué. Esta oportunidad de CUJA seguramente no me lo hubiese dado una agencia de turismo. Estoy eternamente agradecida a esta institución que posibilitó que pudiera conocer a una compañera de viaje y 14 hermanos. Es muy fuerte llegar a Israel.”, enfatizó Susana a AJN.
Ella junto a un grupo de adultos mayores formó parte de la primera misión solidaria con Israel de la tercera edad que organizó CUJA y en la que recorrieron del 2 al 11 de noviembre pasado las ruinas de Caesaria, el Bahai en Haifa, el Campamento de Refugiados de Atlit, Ein Guedi y el mar muerto, el Instituto Ayalon en Rejovot, y los lugares tradicionales Jerusalem como el Kotel, el Parlamento, el shuk Mahane Iehuda, Yad Vashem.
Asimismo, el grupo conoció de cerca diferentes proyectos del Keren Hayesod, primordiales para el fortalecimiento de la sociedad israelí., como el Centro de Absorción de Ashkelon, y la ciudad de Sdertot en la cual visitaron los refugios refaccionados por el Keren Hayesod y el proyecto “Jóvenes futuros”.
“Fueron diez días muy trajinados porque estábamos constantemente de visita. Pudimos conocer lo bueno, lo regular, por ejemplo un centro de absorción que alberga a niños con familias vulnerables. Fue muy emocionante estar con ellos. Pudimos ver el trabajo del Keren Hayesod.”, recalcó Susana.
Y añadió: “El guía Kobi estaba muy preparado, muy bueno, estuvimos muy cuidados. El Keren Hayesod se ocupó de nosotros constantemente. Las autoridades del KH estaban todo el tiempo, era un desfiladero todos los días, apareció mucha gente. También hubo una cena en con la participación de un sobreviviente del Holocausto, que fue miembro de la Knesset, y nos contó su lucha, su trayectoria, y fue muy interesante. Además tuvimos un encuentro en el lugar en el que se hace la tecnología de los misiles. Estuvimos con una autoridad del KH y su esposa. Nos mostraron lo que Israel hace, qué inversiones realiza para su defensa como país.”
Este viaje no sólo significo para Susana, como para muchos de los demás participantes, la posibilidad de conocer Israel, sino también una chance para repensarse a uno mismo.
“Volví con la mente abierta. Hice como un click respecto de la visión del mundo, como judía y persona. Sentirme entre hermanos en un lugar cuando vengo de una carrera docente, donde era muy querida, pero era la única judía siempre. Y estar entre pares… La mesa de 14 personas eran mis hermanos. Y la solidaridad de la gente fue fantástica. Lo sentí en el viaje.”, recalcó.
Por todo ello, esta mujer de 73 años recomendó a todo aquel interesado en participar del próximo viaje que se realizará el año que viene “no pensarlo ni un segundo”, y “hacerlo lo antes posible porque a esta edad uno está bien pero uno nunca sabe. Hay que meterse un poco más en la colectividad para enterarse de las cosas.
“A quienes no hicieron el viaje les digo que junten un poquito para hacerlo, que hay muchas facilidades. Se pueden acercar a CUJA. Es muy interesante.”, añadió.
Si bien Susana destacó que es una “judía de un hogar laico” ya que sus padres eran muy creyentes pero eran gente de sinagoga”, destacó que siempre tuvo “una relación afectiva muy grande con CUJA” porque sus miembros visitaban su hogar de la ciudad argentina de Ramos Mejíay su padre hacía los aportes que podía para Israel. “Hace muchos años que conozco a la institución y que venían a mi casa. Y yo me sentía muy feliz.”, recordó.
Y fue así que recomendó a los judíos a acercarse a CUJA, ya que considero que “un judío que se siente judío tiene la obligación de pertenecer a una institución judía, un sentido de pertenencia que sea efectivo y real hay que tener. Siempre lo dije, desde antes del viaje. Luego del viaje se me asevera lo que se dijo en mi infancia.”
“Desde que tenemos una nación estamos protegidos de alguna manera, nos ven diferente y nos sentimos diferentes. Yo creo que el ser judío es algo que uno lleva y lo siente. Hay una calidez diferente.”, concluyó.
Esta es la carta que Susana escribió a #con cariño y agradecimiento a la familia CUJA”.
“Espero…
"Es lo que hay". Más de lo que esperaba. Cuando los chicos y chicas del servicio militar nos acompañaban con solicitud ante una duda. Cuando los mozos del Kibutz oficiaban como idishe mames y atendían nuestros estómagos. Cuando Kobi- el guía de lujo- a cada instante nos decía "amigos " con el consabido acento sabra.Cuando la matriarca religiosa, reunida en shabat con su familia, nos regaló su dulce sonrisa. Cuando las universitarias musulmanas atendieron nuestras preguntas. Cuando el contingente de catorce personas eran mis hermanos en la mesa grande. Cuando nos cobijó el cielo abovedado de Jerusalém. Cuando las autoridaders del Keren Hayesod mostraron su emoción al recibirnos.
Por todo ello, concuerdo con Miguel Espeche en "Aceptar lo que está bajo nuestros pies"
Falta agregar "Baruj Hashem", por haber pisado la Tierra Prometida, que Moisés no pudo a pesar de su bonhomía.
Espero que sus habitantes, los vecinos y el mundo entero riegue suficiente amor para que la paz anhelada sea efectiva.”.