El presidente de la Organización Hebrea Argentina Macabi, Marcelo Dborkin, recibió a la Agencia Judía de Noticias en su oficina ubicada a metros de Angel Gallardo y Corrientes.
En los estantes de su despacho se pudo ver fotos familiares mezcladas con otras institucionales como una que lo mostraba junto al jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri.
También se destacó una foto con la presidenta Cristina Kirchner en momentos que el helicóptero oficial bajó en las canchas de fútbol de Macabi, en San Miguel, en ocasión que la mandataria visitó esa ciudad bonaerense y por cuestiones de seguridad desde el Gobierno nacional pidieron aterrizar en ese predio.
Dborkin, uno de los presidentes más jóvenes de las instituciones judías, aceptó hablar de política comunitaria y del panorama que presentan la AMIA, donde aún no se definieron las nuevas autoridades, y la DAIA, donde este año habrá elección.
Para el dirigente, la crisis en las instituciones centrales se resolverá con la misma receta que permite que exista una destacada armonía en Macabi.
En este sentido, Dborkin consideró que “el tema tiene que ver con quiénes son los ejecutores” del programa de gobierno de las instituciones y destacó la necesidad de establecer “una lista de unidad”. “La comunidad es una sola y el objetivo es uno solo”, agregó.
“No creo que haya demasiadas diferencias entre uno y otro (dirigente) por las que no se pueda armar un único proyecto en el que todos colaboremos independientemente del cargo que le toque a cada uno. Si todos sumamos para adelante a la larga por decantación va a salir quién ocupa cada cargo”, consideró.
Dborkin remarcó que “lo importante no es el cargo, lo importante es la comunidad”. “Creo que estamos dejando de lado ese objetivo en pos de lograr un puesto, un cargo o un nombre, sin mirar el objetivo más importante que es lograr una comunidad unida fuerte, que trabaje por los mismos objetivos y por un fin común”, subrayó.
Consultado sobre las razones por las que no se logró ese acuerdo de unidad para dirigir la AMIA, el presidente de Macabi respondió que “es difícil” definir las razones del fracaso para conformar un gobierno.
“En las pocas posibilidades que me dieron la palabra para opinar, a cada uno que se entrevistó conmigo y me preguntó le dije exactamente lo mismo: Yo no trabajo para nadie, trabajo para una comunidad y para una lista de unidad. El día que se pongan de acuerdo y entiendan eso cuenten conmigo. Mientras no entendamos cuál es el mensaje y adónde tenemos que llegar yo no pertenezco a ninguna lista ni voy a pertenecer porque yo trabajo para una comunidad”, aseveró.
El dirigente remarcó que en los distintos contactos que mantuvo con los representantes de las distintas listas les dejó en claro que “la comunidad es de todos y es una sola”. “No creo que existan diferencias que no podamos zanjar para unirnos y ser mucho más fuerte, insistió.
Dborkin puntualizó que una lista de unidad debe incluir a ortodoxos y no ortodoxos y resaltó la necesidad de “trabajar todos juntos”. “Somos todos judíos y queremos el beneficio de la comunidad. No me parece que sea tan difícil poder definir una cantidad de objetivos comunes y trabajar en pos de eso y después veremos cómo sigue”, añadió.
El dirigente indicó que esta condición se cumple desde hace años en la institución que preside. “En mi institución hay elecciones simbólicas hace ya muchísimos años por siempre se forma una lista de unidad y nos alineamos detrás de quien decidimos que sea el líder. Eventualmente hoy me toca a mí, pero en el futuro le tocará a otro. Todos estuvimos alineados dentro del mismo proyecto”, sostuvo.
Respecto de si Macabi podrá sostener el recambio generacional, el presidente de la sociodeportiva aseguró que “está un cien por ciento garantizado”. “En la última elección de octubre en la que fui reelegido por un nuevo período de tres años, el Ejecutivo, la mesa chica que integran nueve personas, siete son de mi edad, y el 80 por ciento de la comisión directiva es gente de mi edad”, señaló.
Asimismo, Dborkin resaltó que se decidió que “todo aquel que pertenece a la comisión directiva (de Macabi) es porque tiene alguna tarea en algún área como voluntario, no es un paracaidista que por portación de apellido cayó en la comisión directiva”.
Además, apuntó que en las últimas elecciones se dio “una vuelta más de rosca” con la mirada puesta en el futuro y “por primera vez en la historia se incorporó a la comisión directiva a un chico de 20 años, egresado del curso de líderes madrijim y que está trabajando con un grupo de chicos de manera voluntaria elaborando proyectos para chicos en edad de adolescencia”.
“Es una de las cosas que más nos preocupa a todos y que (los chicos) sigan ligados a las instituciones y que no se nos escapen de las manos como nos pasa a cualquier padre de nuestra edad”, sostuvo.
En cuanto a quiénes posibilitaron el ingreso de las nuevas generaciones a las instituciones como Macabi y FACCMA, Dborkin indicó que en la sociodeportiva que preside “se abrió una compuerta en forma conjunta”.
“Somos los chicos que fuimos creados en la institución. Natalio (Furmanski) como director ejecutivo y yo como presidente somos un fiel ejemplo, y la verdad que la generación que venía conduciendo Macabi nos abrió las puertas y nos permitió pertenecer y probar”, dijo.
Dborkin indicó que las antiguas autoridades “asumieron el riesgo de que chicos jóvenes sin experiencia vengan con las ganas, el empuje y nuevos proyectos a ver qué pasaba con la institución obviamente cobijados por todos ellos”.
“Se formó todo ese combo explosivo de gente con sentimiento macabeo que tiene muchísimas ganas de colaborar y de gente que viene colaborando desde hace muchísimos años y no nos deja equivocarnos”, destacó.
Para Dborkin, “comunitariamente tiene que pasar lo mismo”. “En nuestra generación hay mucha gente que tiene ganas de colaborar, pero que cuando se encuentra con toda esta política que no sé si llamarla sucia o desprolija a la que no tenemos ganas de pertenecer… porque lo que queremos es colaborar para tener una comunidad más unida”, afirmó.
“En la medida que nos demos cuenta de que todos podemos pertenecer cada uno desde su lugar, los jóvenes desde los jóvenes, y los adultos desde la experiencia, se formará un combo en beneficio de toda la comunidad y todo va a ser más fácil”, argumentó.
Respecto de la posición que adoptaría si es convocado por los dirigentes que compiten por la conducción de la AMIA, Dborkin dijo que primero le diría que hay que “trabajar en equipo”. “No importa quiénes son los líderes, hagamos un equipo. Los mejores resultados de los equipos no lo logra el mejor jugador, lo logran los que saben trabajar formando una base, un equipo y poniendo objetivos comunes”, indicó.
“Estoy para colaborar desde ese lugar, no estoy para pertenecer a ninguna lista, estoy para pertenecer a mi comunidad”, expresó.
Por su parte, Natalio Furmanski avaló la posición de Dborkin, aunque consideró que “antes de los objetivos se debe alinear la visión” de la futura conducción comunitaria. “Si no se sientan los que conducen la comunidad -no solo voluntarios sino también profesionales- y hacemos un trabajo profundo de alinear la visión hacia dónde vamos en los próximos años, si no redefinimos la visión de nuestra comunidad y si no hacemos un plan estratégico en conjunto que tengan políticas, así como las llaman en el Gobierno Nacional, políticas de Estado, si no se logra eso va a ser muy difícil porque lo que se va a estar haciendo continuamente es mostrar el ego de las personas”, consideró.
Para Furmanski, “hoy se está trabajando más en las personas que en los proyectos” por lo que apoyó la posición del presidente de Macabi de definir “una alineación en la visión” hacia dónde va la comunidad judía y respetar “la misión” fijada por los conductores.
“Hagamos un plan estratégico comunitario en todas la áreas, desde las sinagogas hasta las instituciones sociodeportivas, entes centrales y tengamos políticas de Estado comunitarias alineadas con una identidad definida, recién ahí creo que vamos a encontrar el camino”, estimó Furmanski.
El director ejecutivo subrayó que “mientras esté por encima el ego de las personas y no se priorice lo que es la comunidad va a ser muy difícil de destrabar” el conflicto de autoridades en la AMIA.
Consultado sobre si tendría problemas para compartir la conducción con un dirigente con kipá, Dborkin respondió que “la comunidad es toda”.
“Todos tenemos que aportar nuestro granito de arena y entender las prioridades y los objetivos de la comunidad, proponiendo en algunas cosas y cediendo en otras. Si no vamos a entender esto es muy difícil”, consideró.
Finalmente, Furmanski apuntó que la dirigencia comunitaria debe “darse cuenta de que el enemigo no está en la comunidad”. “Hoy el enemigo del pueblo judío, de la comunidad judía está afuera. Porque tenemos esperar unirnos cuando nos sentimos amenazados. Por qué no trabajamos en pos de una comunidad fuerte con objetivos claros y unidos”, concluyó el dirigente.
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