Arabia, respaldado por la coalición gobernante del Líbano, arremetió contra el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, después de que el clérigo descartó una investigación de la ONU sobre el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri.
"Parece que las declaraciones del ayatolá Jamenei tienen como objetivo socavar la calma en el Líbano y en todo el mundo árabe", dijo el diputado Ammar Houry sobre futuro primer ministro, Saad Hariri.
Jamenei calificó como "nulas y sin efecto" las resoluciones emitidas por el tribunal de la ONU sobre la investigación del asesinato en 2005 del ex primer ministro libanés Rafik Hariri.
Con el respaldo del Tribunal Especial de la ONU para el Líbano (STL) la acusación es hacia agentes de alto rango del movimiento chiita de Hezbolá, la fuerza militar más poderosa del Líbano que está respaldado por Teherán y Damasco.
El enfrentamiento despertó temores de una renovada violencia en el Líbano tras las acusaciones de la STL, potencias regionales de Arabia Saudita y Siria se apresuraron a encontrar una solución.
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