La semana pasada el rotativo «Maariv» pidió en su editorial que el presidente del Gobierno –que acaba de cumplir 76 anos– dimita y se jubile en su granja familiar en el desierto del Neguev. El llamamiento sin precedentes está relacionado con una investigación del diario en la que se desvelaron lazos personales y de negocios de Sharon con el ex suegro del rehén israelí Eljanan Tenenbaum, liberado por las milicias chiitas libanesas de Hezbollah a cambio de 432 presos árabes. El canje tan desigual fue muy criticado en Israel, aunque obtuvo una mayoría mínima en el Ejecutivo, en gran parte gracias a las presiones de Sharon. La policía cree que Tenenbaum (teniente coronel en la reserva) estaba implicado en el tráfico de drogas y quizás también en un delito de traición, al revelar a Hezbollah secretos militares.
En este tema específico un 59% de la población cree en la versión del primer ministro, que de forma muy inusual convocó a los principales medios de comunicación del país para declarar que su única motivación fue liberar a un ciudadano israelí y que desconocía la relación familiar de Tenenbaum con su antiguo socio. Pero la mayoría de la opinión pública, aparentemente, cree que Sharon al menos estaba al corriente de operaciones ilícitas realizadas por su hijo Gilead.
HENRIQUE CYMERMAN