Durante el verano de 2003, Kadima, una pequeña sinagoga ubicada en Seattle, Washington, tomó el desafío de componer su propio rollo de Torá. “Kadima es una pequeña comunidad y nunca tuvimos –hasta el momento- nuestra propia Torá”, afirmó Wendy Graff, quien lidera el Proyecto Torá de
“La mayoría de las veces la pedimos prestada y a veces había problemas porque las vías de acceso podían estar cerradas, lo que hacía que no siempre tuviéramos acceso a ella”, continúa.
Respecto al momento en que nació la idea, la líder del plan afirma: “Nuestro director judaico nos dijo en un momento: ‘¿Qué tal si somos los primeros que emitimos la primera Torá escrita por una mujer?’”. Así fue como se gestó el proyecto.
“Siempre tuvimos que aprender que
Por último, Graff afirma sentirse una revolucionaria: “Una vez que nos dimos cuenta de que estábamos cambiando esa historia, me quedé sorprendida. Sentimos que estábamos haciendo algo verdaderamente revolucionario”.
AF