Al encuentro, que tuvo lugar en Aswan, en el sur de Egipcio, seguirá otro con responsables de inteligencia de los cuatro países, según las autoridades.
La semana próxima se celebrará una cumbre de la Liga Árabe en Riad que se espera vuelva a apoyar el plan de paz que ofrecieron a Israel en 2002 para normalizar las relaciones a cambio de una retirada total de los territorios ocupados desde la Guerra de los Seis Días en 1967.
El plan ha sido reiterado cada año desde entonces, aunque Israel lo ha rechazado, pero parece que últimamente ha mostrado cierto interés junto con EEUU, y Rice afirmó que los gobiernos árabes podrían ayudar añadiendo algo de «diplomacia activa», sin concretar más.
También sugirió que los gobiernos árabes podrían dar pasos hacia la reconciliación con Israel antes de que se complete un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos.
El plan ofrece normalizar las relaciones después de un acuerdo de paz, y el secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa, dijo el sábado que los Estados árabes no tenían intención de modificar su iniciativa para hacerla más atractiva para Israel.
El domingo por la mañana Rice se verá con el presidente egipcio, Hosni Mubarak.
El viernes la secretaria de Estado dijo que su país está decepcionado con los cambios constitucionales en Egipto, que los grupos de la oposición y de defensa de los derechos humanos han calificado de un paso atrás.
El ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Ahmed Aboul Gheit, rechazó sus críticas y las catalogó de interferencia injustificada en los asuntos internos.
Rice va a reunirse con Olmert, con Abas y con el rey Abdula de Jordania con la esperanza de persuadir a israelíes y palestinos para que se pongan de acuerdo en las cuestiones sobre las que negociar, en medio del escepticismo sobre el verdadero compromiso de Estados Unidos para lograr la paz.
Los analistas creen que las circunstancias no son especialmente positivas para reanudar el proceso de paz, debido a las divisiones entre los palestinos y a la debilidad política del primer ministro israelí, Ehud Olmert, lo que no da mucha fuerza a ninguno de los dos para negociar.