El Gobierno israelí se encuentra divido sobre la profundidad que debe tener la ofensiva militar en el sur del Líbano, que para algunos ministros ha de extenderse hasta el río Litani, a 30 kilómetros de la frontera, mientras que para otros ha de quedarse mucho más cerca del territorio de Israel.
Los principales partidarios de una u otra tendencia son el primer ministro israelí, Ehud Olmert, quien se muestra reticente a extender la ofensiva terrestre, y el titular de Defensa, Amir Peretz, quien ya ha comunicado a los mandos militares que se preparen para el siguiente estadio de la operación, que implicaría llegar al río.
En todo caso, los observadores señalan que, si se amplía el radio de la ofensiva terrestre, es más que probable que se tenga que formular una nueva convocatoria de reservistas, que se sumarían a los 10.000 que ya se han movilizado desde el comienzo de la presente crisis, el pasado 12 de julio, con el secuestro de dos soldados israelíes por la milicia chií de Hizbulá.
Peretz considera que es necesario llegar hasta el sur del río Litani porque ésta sería la mejor manera de neutralizar las lanzaderas de cohetes de corto alcance en poder de Hizbulá.
Sin embargo, según informa hoy la edición electrónica del diario israelí ‘Haaretz’, Olmert cree que los riesgos y el desgaste que comportaría un movimiento de tanto calado no compensarían los resultados obtenidos, pues, por ejemplo, no serviría para eliminar la amenaza de los cohetes de largo alcance aún en poder de Hizbulá y que todavía no han sido destruidos por la aviación israelí.
Por otro lado, el Ejército aún no ha solicitado la pertinente autorización al Ejecutivo para ampliar las operaciones hasta el Litani, informó hoy la radio estatal israelí.
En declaraciones a la radio estatal, el ministro israelí de Vivienda, Meir Shitrit (del mismo partido que Olmert, el centroderechista Kadima) expresó hoy su oposición a extender las operaciones hasta el Litani, porque ‘miles de soldados quedarían expuestos al fuego de Hizbulá’.
Shitrit, como Olmert y otros ministros israelíes, considera suficiente que el Ejército se despliegue en una ‘zona de seguridad’ de unos 8 ó 10 kilómetros hacia el interior del territorio libanés, pero sin ir más allá, al menos de momento, y a la espera de las decisiones que adopte la comunidad internacional en lo tocante al establecimiento de una fuerza de seguridad en la zona.
Peretz se aferró aún más a sus planteamientos tras los ataques lanzados ayer por Hizbulá contra el norte de Israel, que costaron la vida a ocho civiles, mientras que otros cuatro soldados fallecieron en los combates con la milicia chií en el sur del Líbano.
El plan propuesto por Peretz prevé que el Ejército llegue hasta el puerto libanés de Tiro, que quedaría ocupado por tropas israelíes, señala ‘Haaretz’.
La Fuerza Aérea de Israel llevó a cabo a primeras horas de hoy un intenso bombardeo contra los suburbios del sur de Beirut, sobre los que realizó 24 pasadas en menos de una hora con el objetivo de debilitar al máximo a la milicia chií de Hizbulá, según la prensa israelí.
En cada una de las pasadas, los aviones israelíes arrojaron gran cantidad de explosivos sobre los edificios de la zona sur de la capital libanesa, donde se encuentran el cuartel general de Hizbulá y su emisora de televisión Al Manar.
Previamente, la aviación israelí lanzó miles de octavillas sobre el sur de Beirut, en las que se advertía a la población civil de que debía evacuar la zona porque iba a ser bombardeada, una práctica extendida en el curso de la presente crisis, que comenzó el pasado 12 de julio con la muerte de tres soldados israelíes y el secuestro de otros dos por milicianos de Hizbulá.
Por otra parte, fuerzas de la Brigada de infantería Golani del Ejército israelí libraban duros combates con Hizbulá en diversas zonas del sur y suroeste del Líbano en los que cinco milicianos chiíes resultaron muertos y al menos dos soldados israelíes heridos, informó la edición electrónica del diario israelí ‘Yediot Aharonot’.