El primer ministro israelí, Ehud Olmert, consideró hoy «importante» la presencia de soldados musulmanes en la futura fuerza internacional que se despliegue en Líbano, y defendió sobre todo la presencia de soldados turcos, aunque sin descartar a británicos, alemanes, franceses o italianos. No obstante, insistió en que dicha fuerza deberá «solaparse» temporalmente con las tropas israelíes con el fin de no permitir a Hezbolá retomar posiciones.
«Creo que es muy importante» que haya soldados musulmanes y árabes, afirmó, en una entrevista concedida al diario «The Times». «Estaría muy contento de ver a soldados turcos ya que tenemos mucho respeto por el Ejército y el Gobierno turco», añadió. Asimismo, Olmert dijo que no le importaría «tener a soldados británicos como parte de la fuerza internacional en Líbano» pese a que Reino Unido fue hasta 1948 la potencia colonial en la zona.
«En lo que a mi respecta, los franceses son bienvenidos, los alemanes son bienvenidos, los italianos, los turcos, los saudíes, los egipcios», aseguró, subrayando que «cualquiera que esté determinado a cumplir con la misión de detener la violencia contra israelíes inocentes desde Líbano y desarmar a esta organización asesina que es Hezbolá, que es el brazo largo de Irán».
PRIMERO LA FUERZA, LUEGO EL ALTO EL FUEGO Asimismo, dijo que la fuerza internacional debería «solaparse en términos temporales» con Israel, «para que nosotros nos retiremos y ellos lleguen sin que haya un vacío temporal que permita a Hezbolá retomar posiciones en el sur de Líbano». «No nos retiraremos y no dejaremos de disparar hasta que haya una fuerza internacional que controle efectivamente la zona», precisó.
Dicha fuerza, según el jefe de Gobierno israelí, debe estar compuesta por «soldados reales, no pensionistas que viven a pasar unos meses de recreo en el sur de Líbano». En cuanto al número de efectivos, opinó que debería contar con unos 15.000 hombres.
Olmert subrayó también que la fuerza debe ser «efectiva» y criticó con dureza el papel de la actual fuerza de la ONU en el sur de Líbano, la FINUL. «A nosotros no nos gustó mucho la FINUL porque no era útil ni ayudaba», afirmó, subrayando que esta fuerza no hizo nada para evitar el ataque de Hezbolá contra los soldados israelíes que desencadenó la actual ofensiva.
Según el primer ministro, «la guerra empezó no sólo por la muerte de ocho soldados israelíes y el secuestro de dos, sino también por el disparo de Katiushas y otros cohetes contra las ciudades israelíes esa misma mañana, indiscriminadamente». «Ahora sabemos que durante años Hezbolá, con ayuda de Irán, construyó una infraestructura de un volumen signiticativo en el sur de Líbano para usarla contra el pueblo israelí», añadió.
ACTUACION CONTENIDA ISRAELI Olmert aprovechó también para defender la actuación del Ejército israelí, que calificó de «brillante y exitosa». «Según mis conocimientos de historia, ningún país en Europa habría respondido de un modo tan contenido como lo hizo Israel». En este sentido, recordó la actuación europea en Kosovo hace diez años que provocó la muerte de «civiles inocentes».
También hizo un dibujo de la situación que viven actualmente «más de un millón de israelíes que llevan 22 días en refugios porque temen a los terroristas» y expresó su pesar, como ya ha hecho en otras ocasiones, por la muerte de civiles libaneses. No obstante, dijo «la diferencia entre nosotros y Hezbolá es que cuando nosotros matamos a gente inocente lo consideramos un error, mientras que cuando ellos matan a gente inocente lo consideran un éxito».
Sin embargo, pese a lamentar la muerte de civiles «no implicados», se mostró escéptico sobre el número real de víctimas civiles en Líbano ya que, se preguntó, «cómo se sabe quién es inocente y quién no lo es». Según Olmert, Hezbolá «no es un ejército, no visten uniformes que les distingan de otros civiles». Por eso, «el hecho de que la gente que murió no vistieran uniformes no significa que fueran civiles inocentes».
«Si nuestros soldados o nuestras ciudades son atacados por Hezbolá, responderemos», prometió, ya que «Israel no tiene miedo a los misiles». «Hemos respondido de un modo que quedará registrado en la memoria colectiva, no sólo de los libaneses, sino de cualquier país que haya tenido nunca planes de atacar al Estado de Israel con misiles». Ahora, añadió, seguramente «se lo pensarán dos, tres o incluso cinco veces antes de atreverse» a hacer lo mismo tras lo ocurrido en Líbano.
REVES PARA HEZBOLA Por otra parte, el primer ministro israelí opinó que «Hezbolá ha perdido completamente su estatus en la estructura política en Líbano» y «ha perdido su posición entre los países moderados árabes». En este sentido, considera que ha sido un «golpe en el corazón» para ellos las críticas de Arabia Saudí, Egipto y Jordania contra la milicia chií.
«Creo que a largo plazo esta es una dramática derrota para Hezbolá y poar los iraníes que les manipulan. Creo que los iraníes así como Hezbolá cometieron un terrible error de juicio, que es la fuente de este error, y este error de juicio fue que Israel no respondería del modo en que lo hicimos».
Por último, acusó al líder de Hezbolá, jeque Hassan Nasralá, de estar escondido desde que comenzó la ofensiva. «Esto demuestra lo cobarde que es y el miedo que tiene a salir a la luz y compartir algunas de las cosas que la población libanesa y la población chií están sufriendo en estos momentos», añadió.
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