Los países árabes encabezaron la condena contra Israel y contra su principal aliado, Estados Unidos, reafirmando su rechazo al ataque, pero también censurando los atentados suicidas palestinos.
El embajador de Israel ante Naciones Unidas, Aaron Jacob, expresó pesar por los civiles muertos en la acción militar del lunes, pero afirmó que las verdaderas culpables son las autoridades palestinas que no han podido prevenir que su territorio sea utilizado para actos terroristas.
Jacob, también admitió que Israel no anticipó la dimensión de los daños y afirmó que la operación no habría sido llevada a cabo si se hubiera tenido alguna idea de los resultados.
Un conflicto complejo
Estados Unidos por su parte reiteró su preocupación por el «duro» ataque israelí y por cualquier otro acto que ponga en peligro la vida de civiles.
Sin embargo, el embajador de Estados Unidos ante la ONU, John Negroponte, dijo al Consejo de Seguridad que también debe de ocuparse de las actividades de organizaciones como Hamas, Jihad Islámica y otras que continúan destruyendo los prospectos de que los palestinos puedan construir un Estado palestino.
Otros oradores centraron su crítica en Israel, como Arabia Saudita que calificó el ataque de «acto terrorista que no puede ser justificado bajo ningún pretexto».
Y China que condenó lo que describió como un «desarrollo vicioso» en la violencia israelí-palestina, la cual sólo interfiere con los esfuerzos diplomáticos para alcanzar una solución.