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La instalación del sistema, que costará alrededor de un millón de dólares (cerca de 900.000 euros), fue ya planteada en el año 2002, después de que los militantes terroristas en Kenya dispararon dos misiles a un avión comercial de las líneas Arkia, aunque fallaron en su tentativa de destruir los aparatos.
El sistema antimisil desarrollado hace unos 10 años por la Industria de Aviación Israelí para uso militar, responde automáticamente tras detectar misiles lanzando bengalas desde el avión para imposibilitar el ataque.