Itongadol.- Medio siglo transcurrió desde el sangriento atentado en Buenos Aires, tal vez el más duro que haya conocido el pueblo judío desde la Shoá, pero las cuentas aun no se han cerrado.
Los acusados no fueron a juicio, y los asesinos no recibieron pena alguna. La sangre de nuestros hermanos aun nos clama desde la tierra y las Mitzva: «Justicia, justicia, perseguirás».
Quien escuchó las voces, se negó a liberar e investigó firmemente y con valentía el transfondo de la tragedia es un miembro de la colectividad judía, sionista desde nacimiento. Alberto Nisman luchó por la justicia para las víctimas y sus famliares. Por esto, pagó con su vida.
En el Bosque Ben Shemen, uno de los primeros en ser plantados por KKL Eretz Israel, apreciamos la memoria de nuestro emisario en Argentina y de los 85 ciudadanos inocentes que fueron asesinados. Alberto Nisman es la víctima número 86. No el duelo, porque sus vidas las conmemoramos aquí, en el pulmón verde de Gush Dan.
Las mentes malvadas que nos asesinaron, descubrieron, para su decepción, que nos fortalecimos. No se dieron por vencidos: en nuestras fronteras y en el resto del mundo, a través del cuchillo, bombas y misiles, el pulpo del terrorismo y el antisemitismo para atacar al pueblo judío y eliminar al sionismo. Desde Buenos Aires hasta Mumbai, desde París a Pittsburgh, desde Jerusalem a los alrededores de Gaza- el pueblo judío se enfrenta a gente mala que de tanto en tanto, cambian de rostro y forma. A veces se llaman a sí mismos BDS.
En cualquier sitio donde se levanten nuestros asesinos, llegaremos a ellos. Fortaleceremos aun más la defensa del Estado de Israel y de nuestros hermanos en la diaspora. Ellos están allí para nosotros, en la rutina y en tiempos de crisis, y nosotros estamos aquí para ellos. Cuando estamos juntos, no hay fuerza en el mundo que pueda contra nosotros.
El último Día de la Independencia festejó Israel 70 años de su establecimiento. De un sueño de dos mil años, se convirtió en una maravilla viva y existente, con los logros más extraordinarios en todas las áreas. Hoy es de los más ricos- y el KKL está en la punta de la lanza- de los países en alta tecnología, agricultura, forestación de desiertos. Este es el camino central para el mundo desarrollado.
Dos años atrás nos visitó la vicepresidenta de Argentina, que concluyó con entusiasmo: «La cantidad de árboles que plantaron y reservorios que construyeron son más que impresionantes. El contacto con KKL no es importante para aprender sobre los proyectos, transferir conocimientos y ayudar a la gente».
Pero incluso antes que los árboles y el agua, detrás del estrecho vínculo hay personas. En las noticias y en la política decimos «América», cuando en realidad nuestra intención son los Estados Unidos. Pero yo debo decirles, le digo, señor presidente de la Knesset (Parlamento israelí) sionismo como el de los judíos de América Latina, no lo encontrará en ningún otro lugar.
Recientemente visité Colombia y Brasil, y a principios de mi cargo en el KKL estuve en Buenos Aires. En todo lugar me recibieron en hebreo, incluso un ministro de Gobierno que me recibió. Cuando asocias a esto el calor y la alegría de la calle, de los estadios, con el baile, es imposible no sentirse en casa.
No es de extrañar que tanto el espíritu de voluntariado, participación, solidaridad y alistamiento también sea único. El resultado lo vemos hoy, este proyecto emocionante y bello, y durante el año. en una variedad de proyectos que promueven la economía y el empleo, la educación y la salud, la investigación y el turismo en Israel y principalmente en la perifería social y geográfica. Todo esto nosotro lo hacemos con ayuda de los judíos de la diaspora.
Amigos
Con todo respeto a los altos valores y palabras, el contacto diario lo hacemos con la personas en el terreno. Está con nosotros Ulises, quien finaliza su cargo de presidente del KKL Argentina. Mucho de lo que les conté acá, ocurrió gracias a él. Gracias, querido amigo. Hernán, tenés unas zapatillas muy grandes para calzarte, pero estoy seguro de que harás un excelente trabajo.
Abrí mi discurso con la historia de Alberto. Dos años atrás, en la colocación de la piedra fundacional, nos alegramos con recibir a su pareja e hijas. Hoy, en un acto del cual me cuentan que recibe especial atención en la prensa y el público en Argentina, me emociona recibir a su madre.
Sara, sobre su hijo especial yo no tengo que contarle nada. Permitame solo decirle lo mucho que nos enorgullece su trabajo. Él escribió otro capítulo lujoso en el Currículum Vitae del pueblo judío y el hacer sionista. Capítulo del que aprenderán generación tras generación. Hoy en honor a Tu Vishbat, plantaremos juntos un árbol en su memoria. Los que paseen aquí y descansen sobre su sombra sabrán que hay una recompensa por el trabajo de su hijo, que será también uno de nuestros mejores hijos.