Itongadol.- Una mujer que da a luz debe hacer un proceso de purificación que incluye sumergirse en una mikve (una piscina de agua natural) y traer las ofrendas al Templo Santo.
Toda madre tenía prohibido entrar en el Santuario durante 40 días; si había tenido una hija, el período era de 80 días.
Hashem ordenó: “El niño varón judío debe tener la Milá (circuncisión) a los ocho días de su nacimiento.
La persona que contraía la enfermedad de tzaráat (similar a la lepra) tenía prohibido entrar en el Santuario.
Por consiguiente, cuando el color de la piel indicaba que podría estar aquejada de la enfermedad, era examinada por el sacerdote.
El metzorá recuperado se purifica por el Kohen (sacerdote) con un procedimiento especial que involucra dos pájaros, agua de manantial en una vasija de barro, un pedazo de madera de cedro, un hilo de color escarlata e hisopos.
Ciertas impurezas físicas hacían a un hombre o a una mujer ritualmente impuros y, por ende, tenían prohibido entrar en el Santuario o tocar objetos sagrados. Este estado de impureza finalizaba después del tiempo prescrito para las ceremonias especiales de purificación.