(EFE).- Unos 130.000 israelíes se concentraron esta noche en Jerusalén para protestar contra el plan de desconexión israelí, que prevé la retirada de todos los asentamientos de la franja de Gaza y cuatro en Cisjordania, informó el Canal 1 de la televisión israelí.
Los manifestantes, principalmente habitantes de los asentamientos judíos en Cisjordania y la franja de Gaza, entre ellos muchos adolescentes, iniciaron la protesta a las 19.00 hora local (17.00 GMT) de hoy frente a la sede del Gobierno y el Parlamento.
La concentración, que parece ser la más multitudinaria hasta el momento contra el plan de desconexión, durará veinticuatro horas.
El jefe del consejo de colonos, Bentzi Lieberman, manifestó a los allí congregados que «cuando el Gobierno israelí quiere poner en práctica un proceso tan difícil, que implica la expulsión de gente de sus casas, no puede hacerlo de manera temerosa y caprichosa, sino que debería llevarlo a cabo de una manera verdaderamente democrática».
Con estas palabras Lieberman se refería a la exigencia de los colonos de celebrar un referéndum nacional antes de poner en práctica, el próximo mes de julio, el desmantelamiento de los 25 asentamientos; los 21 que hay en Gaza y cuatro al norte de Cisjordania.
Los colonos se comprometerían a respetar la decisión oficial sólo si fuese sometida a una consulta pública pues, en su opinión, el primer ministro de Israel, Ariel Sharón, «no tiene un mandato del pueblo» para poner en práctica ese plan, pese a haber triunfado en las elecciones.
Los líderes de los asentamientos y sus rabinos afirman que el plan «es ilegal y antidemocrático», a pesar de haber sido aprobado por el Consejo de Ministros en junio del año pasado y en octubre por el Parlamento (Kneset).
La mayoría de los manifestantes llevaban ropa naranja, el color adoptado por la campaña contra el plan de desconexión, y desplegaron pancartas en inglés y hebreo en las que se leía «dejad que el pueblo decida».
Unos 2.000 policías han sido desplegados en las calles alrededor del Parlamento y la Oficina del Primer Ministro.
La Policía vigila a los manifestantes y tienen la orden de reprimir actos de violencia contra Sharón, amenazado de muerte por extremistas clandestinos, y otros miembros de su coalición de Gobierno con el Partido Laborista.
Según las estimaciones de la Policía, los organizadores han contratado los servicios de unos 1.200 autobuses y han utilizado cientos de vehículos privados para trasladar a los manifestantes desde los asentamientos de Gaza y Cisjordania y a sus simpatizantes en el territorio israelí.
Los organizadores de la concentración pretenden, además, influir en los legisladores que deben sancionar la ley que establece la evacuación y el proceso de la indemnización estatal a los damnificados.
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