Inicio Opinión The Jerusalem Post | Opinión: La guerra de Israel en la Franja de Gaza se prolonga sin un plan ni una estrategia de salida

The Jerusalem Post | Opinión: La guerra de Israel en la Franja de Gaza se prolonga sin un plan ni una estrategia de salida

Por M S
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Itongadol.- (Por Yaakov Katz*- The Jerusalem Post) El mes pasado, durante una de las reuniones habituales de su gabinete, el primer ministro Netanyahu declaró con confianza que Israel estaba ‘‘a un paso de la victoria’’.

En aquel momento, Netanyahu -el mismo hombre cuya política para Gaza se deshizo meses antes, dando lugar a la masacre sin precedentes del 7 de octubre- seguía defendiendo su campaña de ‘‘victoria total’’.

El mensaje para los israelíes era claro: aguanten un poco más, presionen un poco más, soporten unos cuantos soldados caídos más, y se alcanzará la victoria.

Un año después, el ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, Ron Dermer -el asesor más cercano de Netanyahu-, afirmó que para el año que viene -abril de 2026- la guerra habrá terminado, Israel habrá ganado y se habrán firmado nuevos acuerdos de paz con los Estados árabes.

Pasar de estar ‘‘a un paso’’ en abril de 2024 a necesitar entre semanas a partir de ahora y otro año completo es todo un cambio.

Pero lo cierto es que esta marcha atrás se veía venir desde hace tiempo. Israel entró en la guerra de Gaza sin un plan real, fijando tres objetivos generales: restablecer la seguridad en el sur del país, traer a los rehenes a casa y eliminar a Hamás.

Hasta ahora, sólo se cumplió uno de esos objetivos. Se creó una nueva zona tampón para impedir que Hamás restablezca posiciones fronterizas o cave túneles transfronterizos con el fin de impedir otra infiltración como la del 7 de octubre, proporcionando una relativa seguridad a las comunidades fronterizas del sur.

Sin embargo, los otros dos objetivos siguen estando frustrantemente fuera de alcance.

59 rehenes -24 de los cuales se cree que siguen vivos- permanecen cautivos de Hamás y, a pesar de los esfuerzos mundiales concertados, Israel aún no formuló una estrategia clara y eficaz de traerlos de vuelta a casa.

Y luego está Hamás. El grupo del que en su momento se dijo que estaba al borde del colapso, que reabasteció sus filas con 30.000 nuevos reclutas y sigue lanzando ataques de guerrilla contra las fuerzas israelíes en la Franja. La idea de que está cerca de ser ‘‘derrotado’’ es, en el mejor de los casos, prematura.

Esto plantea algunas cuestiones urgentes sobre las actuales operaciones militares de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) en Gaza. Sí, presionar a Hamás puede ayudar a impulsar las negociaciones, pero si el objetivo final es llegar a un acuerdo, ¿por qué enviar más soldados a morir en el proceso?

Y si se llega a un acuerdo, ¿qué ocurrirá después con Hamás? ¿Quién se asegura de que realmente se lo retire del poder y se le niegue la capacidad de rearmarse o de planear la siguiente ronda de violencia?

¿Incluirá el acuerdo el desarme de Hamás? Es poco probable. ¿La expulsión de sus dirigentes de la Franja? También es improbable.

¿Cómo será la gobernanza tras la guerra? ¿Quién reconstruirá Gaza? ¿Quién distribuirá la ayuda humanitaria, una tarea de la que el Teniente General Eyal Zamir, Jefe del Estado Mayor de las IDF, expresó explícitamente que no se hará cargo?

La verdad, desafortunadamente, es que Israel sigue careciendo de un plan coherente para la posguerra, y la razón es más política que estratégica. Todo estratega militar, incluso un novato, sabe que no existe una solución puramente militar para el enclave costero palestino.

Si Israel quiere realmente conseguir algo parecido a una victoria en Gaza, no puede dejar a Hamás en el poder. Esto requiere una alternativa viable para gobernar la Franja, supervisar la reconstrucción e impedir que Hamás se reconstituya.

A pesar de esto, dentro de la cúpula política israelí hay un silencio ensordecedor en ese frente.

Netanyahu, por su parte, sigue presentando la guerra como un juego de suma cero: O destruir a Hamás o seguir luchando indefinidamente.

El premier israelí no ofrece ninguna visión, ninguna alternativa. Y cuando se plantean alternativas, como incorporar a la Autoridad Palestina (AP), las rechaza de inmediato, preguntando retóricamente esta semana: ‘‘¿Por qué sustituir un régimen que juró nuestra destrucción por otro régimen que juró nuestra destrucción?’’.

La pregunta es si ¿la AP está realmente ‘‘juramentada para la destrucción de Israel’’, como afirma Netanyahu?

Para que quede claro: no estoy defendiendo que la AP se instale en Gaza. Es corrupta, débil e incapaz de hacer frente a Hamás. Pero utilizar argumentos falsos cuando existen argumentos reales no es la forma de hacerlo. Tras 18 meses de guerra y la pérdida de cientos de soldados, la opinión pública israelí merece respuestas.

*El escritor del artículo es coautor de un libro de próxima publicación, While Israel Slept, sobre los atentados del 7 de octubre de Hamás, y es miembro del Jewish People Policy Institute, un grupo de reflexión judío con sede en Jerusalem.

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