Las familias de Eldad Regev y Ehud Goldwasser, secuestrado por Hezbollah del lado israelí de la frontera con Líbano, tienen razón de estar celosas de la familia Shalit. Porque no importa cuán precaria sea la situación en Gaza, al menos los Shalit recibieron, eventualmente, una palabra que su hijo está vivo. Las familias Regev y Goldwasser no fueron tan afortunadas. Ni un solo canal de comunicación se abrió, ni un solo pedacito de evidencia se recibió en cuanto a sus condiciones. Hoy, hace exactamente un año que fueron secuestrados, y todavía, ni una palabra.
Estos no son sólo casos de crueldad deliberada. Son, además, violaciones a la Ley Internacional.
Hezbollah está actuando en clara infracción a la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del 11 de agosto de 2006, que llamó, en su preámbulo, a la «liberación incondicional de los soldados israelíes secuestrados». Esta exigencia fue reiterada, en una declaración del 17 de abril de 2007, por el Presidente del Consejo de Seguridad, que destacó -con profundo pesar- el hecho que no haya habido progreso alguno respecto de los dos soldados secuestrados. El Consejo de Seguridad tomó esta oportunidad para reiterar su llamado a «su inmediata e incondicional liberación».
El Secretario General también se refirió (el 14 de marzo de 2007) al secuestro, en un informe al Consejo de Seguridad sobre la implementación de la Resolución 1701 de la UNSC. Para Hezbollah fue grave destacar que «Hezbollah rechazaba públicamente el concepto de una inmediata e incondicional liberación, en una etapa temprana, de los dos soldados israelíes insistiendo, en su lugar, en la liberación de grandes cantidades de detenidos en Israel, más allá del encuadre de la Resolución 1701 (2006). También hubo exigencias, imposibles de satisfacer, con relación a la prueba que, ambos soldados, estuvieran vivos. El Secretario General «instó a los líderes de Hezbollah «a evitar los pedidos desproporcionados y que la negociación extendida no podía ser considerada adecuada, según el concepto de urgencia humanitaria de los casos y el mensaje claro de la resolución 1701 (2006)».
Las Naciones Unidas realizaron, de manera reiterada, un llamado para la liberación de los soldados secuestrados. Todavía, hay mucho que, la comunidad internacional, puede hacer. Es tiempo de ubicar la presión necesaria, sobre Irán y Siria, naciones que patrocinan a Hezbollah y Hamas. Esos dos regímenes pueden tener las llaves de las celdas de Shalit, Regev y Goldwasser.
En tanto que la discusión internacional continúa, es importante recordar un hecho vital; estamos hablando de vidas humanas reales; soldados, sí, pero, además, personas con familias, esperanzas y sueños.
Con la ayuda de la comunidad internacional, tal vez, la próxima vez que suene el timbre, en los hogares de las familias Shalit, Regev y Goldwasser, Gilad, Eldad y Ehud estén parados allí, finalmente, en casa, lugar al que pertenecen.
Embajador de Israel en Argentina