Itongadol.- Rosh Hashaná, Iom Kipur y Sucot forman las fiestas del mes de tishrei, llamadas Jaguei Tishrei.
En Sucot recreamos que los iehudim habitaron en cabañas en el desierto. A esta fiesta se la conoce también como Zman Simjateinu. Es el tiempo de regocijo y alegría.
Sucot tiene la particularidad de enseñarnos que la humanidad está conformada por las diferencias, como se aprende de las cuatro especies típicas de esta fiesta. Y que cuando el trabajo de la tierra ha culminado ¡es tiempo de alegría! Y, finalmente, que la paz se vive cada día en la completud de hacer comunidad.
Este mismo espíritu festivo que nos transmite Sucot lo vivimos cotidianamente en nuestro jardín maternal que, como una gran sucá, aprendemos a habitar con amor, dedicación y enseñanza de los valores de nuestra tradición.
A lo largo de los años, los chiquitos son recibidos por sus maestras, con un saludo afectuoso, con una propuesta de juego. Ellas conocen a cada niño desde su singularidad, se asombran con sus nuevos logros, se maravillan con los cambios tan visibles a esta edad, aparecen charlas con la adquisición del lenguaje, el juego simbólico, en un “como si”, que recrea el mundo adulto.
Un equipo docente que contiene, porque los niños en su edad temprana necesitan estar cuidados, amados, en un ambiente que propicie puentes entre ellos y el educador. Los chicos necesitan ser mirados en sus diferencias, en su ser particular, con sus fortalezas y debilidades.
Nuestro jardín maternal, nuestra sucá, nos une desde la pluralidad buscando diferencias que nos enriquecen, familias singulares y únicas que eligen educar a sus hijos con los valores que el judaísmo propone, y que se van sumando a este proyecto educativo, bajo una misma comunidad que los cobija para los momentos felices y también los difíciles.
La sucá representa la casa y en el jardín uno se siente así… es allí que debemos aprender y enseñar que la riqueza verdadera radica en la diversidad y que es necesario reconocer que cada ser humano es diferente, pero solo en la unidad vamos a poder brillar. Aprendemos que la alegría viene cuando somos capaces de incluir a todos bajo un mismo cielo.
Nuestra "suca – jardín" tiene un cielo infinito que nos permite soñar y creer en nuevos y grandes sueños.
Ufros aleinu sucat shlomeja… Que Di-s extienda su manto de paz sobre nosotros…