Itongadol/AJN.- (Por Julio Martín Alarcón) La historia del ex miembro de las SS es conocida. Identificado como Hubert Zafke, el anciano de 95 años sirvió como médico en el campo de exterminio de Auschwitz. Apenas puede seguir el juicio debido a su avanzada edad, como tantos otros ex guardias nonagenarios acusados ahora, 70 años después de la caída del Tercer Reich. El hombre que lo defiende, el abogado Peter-Michael Diestel fue el último ministro de Interior de la RDA, la Alemania del Este comunista justo antes de que desapareciera tras unificarse con la República Federal.
Diestel, que se reconvirtió en un abogado de éxito tras su efímero cargo, ha esgrimido en la apertura del juicio que "se intenta lavar el pasado de Alemania acusando a meros subordinados para compensar que se dejara libre a los verdaderos culpables durante las primeras décadas". En su boca las palabras del ex ministro tienen doble munición: la RFA, la Alemania a la que el sistema que le educó le enseñó a rechazar, es la culpable de que los nazis, los verdaderos cerebros, quedaran libres. No en vano, hasta la sentencia de Ivan Demjanjuk el colaborador ucraniano de las SS, que en 2011 fue condenado a cinco años de prisión, sólo se podía encausar a los nazis por asesinato.
Después de un largo periplo judicial y una deportación desde EEUU a Alemania, Demjanjuk fue condenado por su "colaboración necesaria" en más de 28.000 asesinatos durante los meses que pasó como guardia del campo de exterminio de Sobibor, lo que abrió la puerta a nuevas acusaciones que no tenían que demostrar la participación activas en un asesinato sino la colaboración en la Solución Final.
Peter Michael Diestel, que fue el máximo dirigente del ministerio de Interior durante el último año de la RDA cuando Erich Hoenecker ya había caído, sabe lo que es perseguir criminales. De su ministerio dependían los \’vopos\’, la Volkspolizei -Policía Popular- a quienes ordeno detener a una de las terorristas de la Baader-Meinhof -el grupo anticapitalista RAF-. Fundó en 1989 el Partido Socialista Cristiano -CSPD- y en enero la Unión Social Germana -DSU- aunque sería tras unirse al partido democristiano de la Alemania del Este, la CDU, cuando llegó al gobierno en las postrimerías de la RDA. El SED, el partido comunista oficial, había dejado de tener el monopolio político con la caída del muro y la paulatina desintegración.
\’Míster Holocausto\’
El antiguo ministro defiende al ex nazi Hubert Zaftke, que había vivido 70 años tranquilo después de finalizar la guerra, hasta que el pasado llamó a su puerta. Sus responsables fueron Effraim Zuroff, denominado \’Mr Holocausto\’ y Kurt Schrimm, jefe de la Oficina Central de Investigación de los Crímenes Nazis. El primero, un caza nazis, heredero de Simon Wiesenthal, fundador del centro para la búsqueda y captura de criminales de guerra del Tercer Reich, que ahora dirige el propio Zuroff. El segundo, el fiscal general que se hizo cargo de la oficina creada por Konrad Adenauer en 1958 para paliar las críticas por la nula desnazificación del país.
Frente a las acusaciones, Peter Michael Diestel, el abogado que estudió derecho en la Universidad Karl Marx de Leizpig. A pesar de sus palabras, que enmiendan la política de Adenauer, sus críticos señalan que él también quiso correr una cortina de olvido sobre las actividades de la policía de Seguridad del Estado de la RDA, la temida Stasi. Fue acusado de no haber depurado responsabilidades y de haber permitido la destrucción de muchos de los documentos que habrían servido para el esclarecimiento de sus actividades. Diestel defendió además que muchos de los informadores no oficiales de la Stasi debían permanecer en el anonimato porque habían garantizado la paz interna según el historiador Peter E. Quint. Un tribunal regional concluyó en 1995 que los documentos estaban bajo su responsabilidad cuando fueron destruidos.
Para todos, el pasado ha llegado tarde, aunque por razones distintas.\’Mr Holocausto\’ lanzó en 2002 la campaña \’Última oportunidad\’ como forma para perseguir a los últimos ex nazis que pudieran quedar vivos. Kurt Shrimm, reunió pruebas gracias a las últimas sentencias de los tribunales en Alemania que le facultaban a imputar a antiguos miembros de las SS.
Peter Michael Diestel esgrime, en cambio, que la nula relevancia de los acusados ahora en cuanto a la Solución Final es fruto de los errores precisamente del pasado. Diestel, además, asegura que su cliente sólo trató a soldados nazis y que no existe participación como colaborador necesario en 3.681 muertes.
Mientras la sentencia de Demjanjuk abrió la puerta a la persecución de antiguos nazis, lo cierto es que la mayoría de ellos, por edad, tuvieron un papel poco o nada relevante. Durante décadas en cambio, miembros más destacados del Tercer Reich vivieron en Alemania o en el extranjero sin tener que hacer frente a la justicia alemana.