Las tropas israelíes abandonaron la Plaza del Pesebre, en el centro de Belén, en vehículos blindados, mientras desde los altavoces de las mezquitas se oían gritos de «Alá es grande» y los niños celebraban en las calles.
Muchos palestinos se lanzaron a las calles al ver retirarse a los israelíes y se acercaron a tocar los muros de la Iglesia de la Natividad.
Con la salida de sus tropas de Belén, Israel pone fin a su ofensiva armada en Cisjordania, que comenzó el 29 de marzo, en respuesta a los atentados sucidas palestinos.
El presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, calificó el fin de sitio como «un paso muy importante».
Por su parte, el Vaticano se mostró satisfecho por la «feliz conclusión».