Itongadol/AJN.- El director general de la Agencia Judía para Israel, Alan Hoffman, visitó la comunidad judía de Argentina. En diálogo con la Agencia Judía de Noticias, Hoffman explicó en detalle sus propuestas para acercar a Israel y las comunidades judías, para preservar la cercanía, los lazos comunes, sin perder el contenido y los valores judíos. El funcionario propone, entre otras cosas, crear nuevas generaciones de Israelíes que conozcan la vida judía en la Diáspora y la incorporen como uno de los temas centrales de importancia para Israel.
Hoffman estuvo acompañado por Claudio Manaker y Gustavo Rochman, nuevo sheliaj de la Sojnut para el Cono Sur.
-¿Cuál es el objetivo de este viaje por América Latina?
-No estuve aquí por muchos años, desde la Junta Directiva de la Agencia Judía, hace cuatro años. Pero, como tenemos un nuevo representante y llevamos a cabo un encuentro de shlijim en Brasil, que abarca todo el continente, desde México hasta el Cono Sur, quise estar presente. Pero no quise ir a un encuentro como éste sin renovar mi contacto con la comunidad en Argentina y también tener una oportunidad para estar con Gustavo Rochman en el comienzo de sus funciones. Me alegró mucho que también Claudio Manaker pudiera sumarse, en este inicio. Entonces, estoy aquí tanto para esta renovación en el cargo como para aprender y también para participar en la alegría de la comunidad judía en Argentina por los cambios en el gobierno.
-¿Cuáles son las expectativas para los próximos cuatro años?
-Hemos dialogado en varias ocasiones, y principalmente hablamos sobre los tiempos difíciles de la comunidad judía argentina y sobre la ayuda que logramos traer de las comunidades judías del mundo para apoyar a la Argentina y “construir andamios” para el sistema educativo comunitario. Ése fue un rol muy importante de la Agencia Judía en aquellos años. Pero, en realidad, el rol de la Agencia Judía consiste en ocuparse de dos cuestiones: ayudar a todo aquel que quiere inmigrar a Israel e incluso animar a todo aquel que quiere llegar a Israel, y el segundo – quizás el primero se desprende de éste – es conectar a la comunidad judía argentina con Israel, especialmente los jóvenes.
-¿Y la educación?
-La educación es una herramienta. Y cuando hablo de educación me refiero tanto a la formal como la no formal. Por supuesto que el maravilloso sistema educativo que hay en la comunidad en Argentina, que sigue siendo fantástica. Pero incluso después de las primeras 24 horas de reuniones con directores de escuelas y dirigentes escolares, entiendo que precisamente la cuestión de la relación de los alumnos con Israel requiere más inversión y más reflexión. Nosotros pensamos, siempre creímos, que no hay nada mejor que una visita a Israel para conectar a un joven judío con Israel. Como sabes, somos de los principales financiadores del programa Taglit. Una de las cosas más importantes de la primera visita a Israel es que lleva a la segunda visita. Y, a pesar de que invertimos alrededor de 5 millones de dólares en Taglit, también hacemos una gran inversión en las segundas y terceras visitas.
En los últimos años hemos comenzado algo nuevo con aquellos jóvenes que pasaron por Taglit. Dos veces por año salen 1000 argentinos hacia Israel en el marco de Taglit y es una misión muy importante pensar cómo continuar el vínculo con esos jóvenes cuando regresan. Parte de ello es un trabajo que se hace con ellos cuando son estudiantes, en Hilel, programas en las universidades, en los movimientos juveniles, pero también hay que formular programas para permitirles regresar a Israel. Una visita más larga, que consista no sólo en ver Israel desde un autobús, sino estar en el país entre 6 a 8 semanas y hacer una especialización en una empresa, una organización no gubernamental.
Y por supuesto está el programa Masá, para quien ya estuvo y quiere regresar a Israel, y quedarse por más tiempo.
Antes se pensaba que la aliá, inmigración a Israel es blanco o negro, o se inmigra o no. Nosotros vemos ahora que hoy en día los jóvenes toman decisiones en forma gradual, escalonada. Y cada vez más jóvenes prefieren venir a Israel a un programa que todavía no es aliá, pero quizás…
-¿Cómo funciona?
-Por ejemplo, el programa Masá ofrece a jóvenes profesionales es hacer una especialización y después tomar la decisión de si quiere quedarse en Israel. De este modo, los dos grandes objetivos de la Agencia Judía, aliá y educación sionista, están relacionados, entrelazados. Pienso que Gustavo ocupa un lugar que desempeñó muy bien Claudio. Una de las misiones consiste en diseñar un programa para ver en qué lugares realmente podemos hacer una diferencia no sólo en aquellos jóvenes que están en el marco de la comunidad – en movimientos juveniles, en las escuelas judías – sino en un círculo más amplio, que está menos involucrado.
-Es un desafío muy grande…
-Ése es el gran desafío en todo el mundo. Pienso que a veces buscamos lo que tenemos delante de nuestra vista, y la mayoría del pueblo judío, en especial los jóvenes no están a la vista.
-¿Podemos estar tranquilos y sentir que en el Estado de Israel hay quien piensa en las próximas generaciones de judíos en la Diáspora, junto con la Agencia Judía?
-Quiero responderte de forma optimista. Cada año, nosotros enviamos 1500 madrijim (guías) israelíes a campamentos de verano en casi todo el mundo, principalmente en Estados Unidos. Mandamos 150 jóvenes israelíes que se encuentran en el servicio nacional, y casi 400 shlijim (enviados) cada año. 2000 israelíes de la mejor calidad de nuestra juventud. Algunos de ellos tienen un futuro como parlamentarios, industriales, ministros, profesionales. Poco a poco se va desarrollando en Israel algo que incluirá en los próximos años decenas de miles de personas. Esos jóvenes se convierten en un lobby pro-Israel. La misión que tienen no es sólo traer Israel a los jóvenes de las comunidades sino también traer a esos jóvenes a Israel. Y ésta es la respuesta a tu pregunta. Pienso que estamos creando una generación completa de personas que serán líderes en Israel en el futuro y a quienes el tema del futuro del pueblo de Israel les importa.
-¿Estamos hablando de una especie de arma secreta contra la indiferencia?
-Exacto, y si dependiera de mí no serían 1500 sino 5000. Hay quienes dicen que sería importante crear “Reverse Birthright”, el mismo programa, pero en sentido contrario: que todo joven israelí conozca cómo es la vida judía en la Diáspora y sienta pertenencia a la familia judía mundial.
-Usted estuvo en los comienzos de Bamá, ¿Cómo ve, no sólo a Bamá sino a la comunidad en Argentina, desde entonces?
-Pienso que a la comunidad judía de la Argentina le tomó demasiado tiempo volver a tomar las riendas. Cuando nosotros vinimos a ayudar en la época de crisis dijimos: “Drori Ganiel será el primero y el último director israelí de Bamá”. Y lamentablemente, y de verdad lo lamento, hubo demasiados directores israelíes. Ahora puedo decir que, finalmente el proceso se completó y Bamá volvió a manos de la comunidad. Y pienso que esto es una metáfora de muchas cosas. Aquí hay una bella comunidad con un maravilloso legado. Pero esta comunidad, como todas, como nosotros en Israel, debe comprender que la realidad y el mundo han cambiado y hay que adaptarse. La vida comunitaria judía no se realiza del aire, y los recursos no caen del cielo. Eso es algo que exige una organización comunitaria, reunión de recursos y voluntad de la comunidad. Escucho muchas cosas positivas, nuevas escuelas se abren, escuelas en nuevas zonas de la periferia, escuelas que se amplían. Es importante que la comunidad se renueve, pero todo el tiempo hay que pensar si hay suficientes recursos humanos para sostener toda esta estructura. Docentes, directores, dirigentes.
La comunidad argentina tenía una tradición maravillosa y famosa, de proveer sus propios docentes a sus escuelas. Desde que el Seminario Shazar se cerró hay un problema. Entonces, nosotros ayudamos en un proyecto llamado "Profesorado Melamed” y nos ocupamos de que la Fundación Pinkus ayude. Pero, éste es un tema que la comunidad debe repensar y realizar una inversión.
-¿Cuál es su mensaje para Argentina, y en general, para América Latina?
-Yo siento optimismo. En Argentina puedo decir que cauto optimismo. La última vez que estuve aquí la gente estaba muy preocupada por el gobierno, y la relación de ese gobierno con Israel, con Irán, con el pueblo judío. Y ahora siento optimismo en la América del Sur. En la parte central del continente, hay otra maravillosa comunidad judía que se encuentra en un país inmerso en conmoción y agitación generalizada. Eso forma parte de la vida judía, los altibajos. Es parte de la historia de una comunidad judía que debe saber cómo afrontar, porque el mundo cambia en forma constante. Pienso que justamente estamos a las puertas de una era en la que las comunidades judías en América Latina tendrán gobiernos cercanos a Israel, positivos y con buenas relaciones con Israel y no cabe duda de que eso es algo bueno para el pueblo judío.
Y a los niños: sé que el mundo mira hacia Estados Unidos, el idioma, la cultura. Sin embargo, pienso que, si fuera niño, y principalmente si fuera padre de un niño – y esto lo digo también en Israel, respecto de mis propios nietos – hay muchos tesoros en la cultura judía, no sólo relacionados con la religión y no podemos renunciar a esos contenidos. Se habla tanto de visitas a Israel, se habla tanto de política, pero no se habla suficiente del contenido – conocimiento, cultura, historia judía, filosofía judía, textos, las respuestas a las preguntas judías existenciales. Porque, en definitiva, lo que sostuvo al pueblo judío fue ese contenido. Y creo que tanto en el caso de los niños, como de los padres, los docentes y los dirigentes comunitarios, es muy importante recordar el porqué de nuestra existencia. Nosotros existimos como pueblo por nuestros contenidos y valores.