Itongadol/AJN.- (Por Roxana Levinson, desde Israel. Especial para AJN/Itón Gadol). Casi una semana después del atentado terrorista en Tel Aviv, la música regresó a la calle Dizengoff y se reabrieron las puertas del pub “Hasimta”. En diálogo con la Agencia Judía de Noticias, Saar Gueva, uno de los dueños del pub, asegura: “Todos seremos más fuertes a partir de ahora”.
Sin ceremonias ni discursos, los dueños del bar “Hasimtá” – donde hace una semana un terrorista disparó a mansalva contra la gente que se encontraba en el lugar – volvió a abrir sus puertas. Poco a poco se fueron sumando personas, de todas las edades, y comenzó la música, con una guitarra y voluntarios que se atrevían a cantar.
La música no es triste, todo lo contrario. La gente aplaude y acompaña las canciones.
Todo ello frente a las velas, flores y fotofrafías de Alón Bakal, quien tenía 26 años de edad y era el director y gerente del pub, y de Shimon Ruimi, quien se encontraba en el pub celebrando el cumpleaños de un amigo.
En diálogo con la Agencia Judía de Noticias, Saar Gueva, uno de los dueños de “Hasimtá”, asegura que la música, el abrazo, cantar juntos y volver a tomar una copa en el pub, es el mejor homenaje a quienes fueron asesinados allí.
¿Por qué tomaron esta decisión de abrir el pub hoy, a menos de una semana del atentado?
Como se puede ver, no hemos abierto con el sistema tradicional del pub. Pero para nosotros, éste es nuestro acto recordatorio, nuestro homenaje. Lo que se ve aquí, con la gente, las velas y las flores, la música. No es música de un equipo, son personas que cantan, que expresan su dolor y sus esperanzas. Esto es algo que decidimos hoy, hace unas horas, de una manera totalmente espontánea. Y lo que siento en este momento es una mezcla de sensaciones completamente contradictorias.
A las seis y media de la tarde decidimos que hoy es el día, que hoy volvemos a abrir las puertas, y todos los que están acá son amigos cercanos y personas que pasaron por aquí, vieron y decidieron acercarse. No hicimos ningún anuncio. Todavía la sensación es muy difícil, nos cuesta sentir algo de alegría, pensar en volver a la rutina. Esto que sucede ahora, el apoyo de toda esta gente, es lo único que nos saca en forma gradual de la tristeza, que nos devuelve al camino que habíamos emprendido.
Eso es lo que estamos tratando de hacer aquí, volver a empezar, y es más que nada por iniciativa de nuestros amigos cercanos, los que nos quieren y eligieron esta manera de darnos su apoyo y su abrazo. El viernes por la noche, al finalizar la shivá (los siete días de duelo según la tradición judía), nos permitiremos volver a la música y a intentar recuperar la vida cotidiana e incluso tratar de que esa vida sea mejor y más alegre. Porque, de otra manera, lo que sucedió no tendría ningún sentido.
¿Estabas aquí el viernes pasado?
No. En el momento en que todo sucedió recibí la llamada telefónica de mi socio, que me dijo “hay un atentado en Hasimta”. Al principio no entendí de qué me hablaba, no logré procesar y captar sus palabras. Le pregunté tres veces ¿Qué? Sólo cuando gritó: “Saar hay un atentado en Hasimta”, corrí, fue la corrida más rápida de toda mi vida, y lo que vi fue terrible, muy duro. No es fácil ver a una persona que no sólo conoces, un amigo, con quien trabajas, en el piso, sin vida. Allí estaba nuestro querido director de “Hasimta”, el alma del lugar, Alón.
Tampoco fue fácil ver a las demás personas, la sangre, las heridas, el dolor, la desesperación. Y ver un lugar de alegría y encuentro, que construimos con nuestras propias manos, convertido en un sitio de sangre, tristeza, llanto.
Fue muy difícil, y cuando llegué al lugar entré en shock, me temblaba todo el cuerpo. No podía reaccionar, estaba bloqueado, paralizado. Por suerte, un amigo que es policía me vio en ese estado y me hizo reaccionar, me dijo que yo debía ser fuerte por todos y para todo lo que había que superar. A partir de ese momento, traté de ayudar. Me dediqué a ir a todos los negocios de la cuadra, junto con la policía, para buscar las imágenes de las cámaras de seguridad e intentar así colaborar en la búsqueda del terrorista que asesinó gente aquí.
Ésa fue la manera que encontré de hacer algo por la gente que sufrió algo así en este lugar, que es mi lugar, es como si los hubieran atacado y matado en mi propia casa. No sólo Alón, también a Shimon, a quien lamentablemente no conocí, sólo supe de él en estas terribles circunstancias.
¿Cómo recordarás a Alón, cómo crees que le gustaría a él que lo recordaran?
No tiene importancia cómo lo quiero recordar yo, lo importante es que yo sé que él querría ser recordado como un “superstar”, como un hombre alegre, abierto, cordial. Eso es lo que él era. Hoy puedes ver cuántas personas vinieron hasta aquí, por él y por Shimon. Pero él era parte de este lugar, y todo aquel que pasó por aquí y lo conoció recibió algo bueno de Alón, de una manera u otra. Era un ser humano que llegaba al corazón de la gente. No tengo dudas de que a él le gustaría ser recordado con alegría, como alguien que siempre le sacaba una sonrisa a la gente que tenía a su alrededor.
¿Esta calle, este barrio, volverán a ser lo que fueron, o habrá un antes y un después?
Yo pienso que debido a que nuestro pueblo es lo que es, esta calle no sólo volverá a ser lo que fue, incluso será más fuerte. Todos nosotros seremos más fuertes a partir de ahora. Tanto desde el punto de vista de la presencia de la gente como de la fortaleza espiritual. Dizengoff, “Hasimtá” y nuestro barrio le mostrarán al mundo y a los asesinos que quieren hacernos desaparecer que somos fuertes.
Hemos vuelto para mostrarles que no podrán amedrentarnos. Sentiremos dolor, pero no miedo. Para nosotros, para el grupo que día a día trabaja en este lugar, nada será fácil a partir de ahora. Llevaremos nuestros traumas y tristezas en el alma, pero saldremos adelante.