Annan admitió que había tomado esta decisión tras constatar que, por detrás de las objeciones de procedimiento esgrimidas por Israel para aplazar continuamente la misión, los argumentos israelíes versaban, en realidad, sobre cuestiones de fondo.
En la carta, el secretario general se lamenta particularmente que la anulación de esta misión, que en un principio recibió el visto bueno de Israel, lo que, a su juicio, supone que «la luz sobre las sombras inquietantes provocadas por los sucesos que se desarrollaron en el campo de refugiados de Jenín no se abrirá».