JERUSALEN.- El primer ministro israelí, Ariel Sharon, aseguró ayer que podría autorizar a Yasser Arafat a abandonar su confinamiento en Ramallah y trasladarse a la Franja de Gaza para que demuestre que tiene la voluntad de ordenar a sus servicios de seguridad detener la violencia palestina.
Sin embargo, Sharon no dudó de que Arafat fracasará en esa prueba. «Con Arafat, nadie puede negociar la paz», dijo el premier israelí en una entrevista con The New York Times.
Sharon afirmó que le prometió al presidente George W. Bush que no dañaría al líder palestino. Funcionarios israelíes agregaron que, aunque al premier le gustaría desterrar a Arafat, no tenía planes de hacerlo.
Las afirmaciones de Sharon son la primera señal de que el premier está en la búsqueda de una salida al sitio de Arafat, aunque no sea una solución que el líder palestino vaya a aceptar fácilmente. Tropas israelíes rodearon el cuartel de Arafat en diciembre y lo tomaron en los últimos días de marzo, confinando al líder palestino a dos edificios.
Dos opciones
El propio Sharon está acorralado entre dos opciones por el sitio de su viejo enemigo: no quiere liberarlo, pero tampoco puede presionarlo más. Ningún gobierno, incluyendo el de Bush, apoyó su llamado a aislar a Arafat y la popularidad del palestino creció durante su confinamiento.
Sharon acusa a Arafat de proteger, en sus cuarteles, a terroristas buscados. Pero las tropas israelíes no irrumpieron aún en los edificios para capturarlos. El premier afirmó que su promesa a Bush de que no dañaría a Arafat trabó, hasta el momento, ese paso, creando el actual punto muerto.
«Si yo no me hubiera comprometido a eso, ya los habríamos capturado hace mucho tiempo», dijo Sharon y agregó que eso hubiese implicado el retiro de sus tropas de Ramallah.
Funcionarios israelíes explicaron que el premier no ha decidido aún cómo reaccionará si ocurre otro atentado suicida. Hasta el momento, su gabinete se resiste a la idea de exiliar a Arafat.
Si el líder palestino acepta trasladarse a Gaza, no podrá llevar a ninguno de los hombres buscados por Israel, según advirtió el premier.
También el gobierno de Bush está interesado en el fin del sitio de Ramallah porque necesita el apoyo del mundo árabe a una eventual ofensiva sobre Irak. El traslado de Arafat le ayudaría a la Casa Blanca a ganar tiempo, según advirtieron ayer fuentes israelíes.
Sin embargo, Saeb Erekat, jefe de los negociadores palestinos, ridiculizó la propuesta de Sharon.»Les está anunciando oficialmente que quiere renovar su ocupación de Cisjordania y que quiere exiliar a Arafat a Gaza -advirtió Erekat-. Creo que por primera vez, Sharon revela la verdadera extensión de sus planes.»
Nada personal
El fin de semana pasado, Sharon ordenó el fin de la mayor ofensiva terrestre israelí desde que él mismo encabezó la invasión del Líbano, hace 20 años. En esa ocasión, el premier buscaba hacer retroceder a militantes palestinos de la frontera norte de Israel y, principalmente, sacar a Arafat del Líbano, un objetivo que logró tras sitiar al líder palestino en Beirut.
Sharon negó ayer que su propia historia de rivalidad con Arafat tenga algo que ver con el sitio de Ramallah. «Créame, aquí no hay nada personal», aseguró .
Asimismo, Sharon se describió como uno de los pocos líderes israelíes lo suficientemente fuerte como para persuadir a su nación de hacer «las dolorosas concesiones» necesarias para lograr la paz. «Lo puedo hacer; lo puedo hacer. Quiero hacerlo», enfatizó.
«Estoy dispuesto a hacer varias concesiones. Y creo que los palestinos están dejando pasar la oportunidad porque, conmigo, ellos podrían haber logrado un acuerdo. Pero, ¿qué podemos hacer?», se preguntó.
En la entrevista -que tuvo lugar en su modesta oficina durante 90 minutos- Sharon se mostró cansado, pero relajado, e incluso ocasionalmente bromeó con sus invitados. Pero habló con dureza cuando se refirió a la solidaridad internacional mostrada hacia Arafat.
«Líderes de todo el mundo lo vienen a ver, lo apoyan, le hablan. A mí me llaman día y noche para preguntar si tiene las suficientes velas, para saber si las baterías de su celular se están terminando -dijo-. Pero ninguno me pregunta por la señora de 93 años, sobreviviente del holocausto, que murió en Pascua en el atentado de Netanya.»
Por James Bennet
De The New York Times
Fte La Nacion