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Itongadol.- A principios del 2012 llegaba Lalo Slepoy a nuestro país como Sheliaj, Representante de la Organización Sionista Mundial para América Latina, a ocupar un puesto en una institución que hasta ese entonces no tenía representación en el exterior. Después de dos años y medio de gestión y a días de su regreso a su querido kibutz, nos encontramos con él para realizar el presente reportaje.
P- ¿Qué te trajo nuevamente a nuestro país en el 2012?
LS- Siempre me apasionó la labor sionista. Esta es mi tercera Shlijut y cuando me la ofrecieron, sentí que el desafío era doble. Por una lado, posicionar a la OSM como una institución central e independiente dentro del mundo judío (durante 80 años trabajamos junto a la Agencia Judía –Sojnut-) y por el otro, superar los logros de mi anterior misión en la Argentina en los años 2002-2004. La posibilidad de aportar mi granito de arena a una comunidad tan activa como la Argentina, me entusiasmó y hecho al vuelo mi creatividad.
P- En el 2002, te encontraste con una comunidad que luchaba por su supervivencia dentro de la mega crisis de esos años. ¿Cómo encontraste a nuestras instituciones en este período de gestión?
LS- Indudablemente la situación era diferente. Encontré una comunidad estructurada, con instituciones sólidas y consolidadas en su labor, menos preocupadas por la subsistencia (aunque sigue siendo difícil) y más dedicadas a la labor por el bien comunitario. Lo que casi no cambió, es esa efervescencia por el trabajo voluntario institucional que impulsa a cientos de personas a dedicar su tiempo en pos del bien de su comunidad. Creo que es un fenómeno lamentablemente poco común en el mundo de hoy en día, y nuestros Askanim se pueden sentir orgullosos de ser los protagonistas de esa realidad.
P- ¿Podés enumerar brevemente los logros principales de tu gestión?
LS- Antes que nada debo aclarar que los logros no han sido míos personales. Nada de lo que se hizo hubiera sido posible sin la colaboración activa de las instituciones locales. Con todas he tenido el honor de trabajar hombro con hombro para lograr los objetivos comunes. Sojnut, OSA, CUJA, AMIA, DAIA, BAMA, FACCMA, KKL, WIZO-OSFA, Merkaz, Tnuot Noar, Embajada de Israel (por solo nombrar algunas), han sido los pilares en los que se apoyó nuestra labor recibiendo de ellas todo su apoyo, conocimientos y experiencia. Cientos de eventos fueron realizados durante estos dos años y medio, desde dos exposiciones itinerantes que cruzaron el continente, hasta el establecimiento del Luaj Tzioní (Calendario Sionista) como punto de referencia para nuestro ciclo anual de vida judía. Como ejemplo destacaré las últimas actividades realizadas hace solo unos días, que a mi criterio son dos broches de oro a la gestión.
El examen psicométrico lentamente se instala en todos los colegios secundarios de la red educativa judía del país. Este año han rendido el examen casi 90 jóvenes, duplicando el número del año anterior y estamos seguros que el número seguirá creciendo. El psicométrico es un instrumento de medición de avanzada que por un lado otorga el ingreso a las universidades de Israel, ubicadas en la primera línea mundial, y por el otro ofrece la posibilidad de evaluar el rendimiento del alumno (y por ende del colegio que lo prepara) en relación a las exigencias de las universidades de primer mundo.
El Jidón Hatzionut es un certamen de conocimientos sobre el Movimiento Sionista y el Israel contemporáneo. Más de 800 alumnos participaron en las distintas etapas del mismo, llegando los once mejores a la apasionante final en la que se fijaron los tres primeros puestos. Fue emocionante ver cómo los jóvenes se apasionaron con el estudio (que era voluntario) y pusieron lo mejor de sí mismos para demostrar sus conocimientos.
Los ganadores fueron: Primer puesto Hakas Rafael del Instituto Yavne de Montevideo, Segundo puesto Kaliman Levy Aarón de Habonim Dror y Tercer puesto Esquenazi Dana de la Escuela Técnica Ort, sede Almagro.
P- ¿Planes para el futuro?
LS- Siempre sostuve que Shlijut no es una cuestión de geografía, se puede (y se debe) ser Sheliaj también en Israel! Si bien no tengo ningún trabajo que me está esperando, confío en que aún tengo mucho para brindar al pueblo judío, independientemente de la institución en la que trabaje. El mundo es un pañuelo y el mundo judío es nada más que un hilito dentro de ese entramado, así que confío que en el futuro nos volveremos a encontrar, o en nuestra Mediná (espero) o en cualquier otro lugar del mundo judío.