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Itongadol.- A finales de diciembre del 2013 Turquía dio un paso importante hacia cambiar el equilibrio del poder marítimo en el Mediterráneo oriental y firmó un contrato para la construcción de un buque anfibio multipropósito que podría funcionar como un portaaviones y dotar al país de un grado de control marítimo sin precedentes en la región.
El cambio podría exacerbar la percepción de una amenaza turca por parte de Israel, Chipre y Grecia, e influir en la próxima decisión de Israel sobre si la exporta su gas natural a gas licuado natural (GLN) finalizado en Chipre o construye una tubería submarina a Turquía.
Los próximos movimientos diplomáticos de Turquía podrían hacer la diferencia entre un acuerdo regional integral que conduzca a la exportación de Israel a Turquía del gas que se encuentra en el Mediterráneo oriental, o una carrera de armamentos marítimos, que Turquía no puede ganar.
En marzo del 2012 el comandante de la Fuerza Naval de Turquía, Murat Bilgel, delineó los objetivos estratégicos del país: "Operar no solo cerca de la costa, sino en el corazón del mar". Bilgel no estaba señalando una intención de expandir la actividad oceánica sino el poder militar de Turquía en el Mar Mediterráneo. El admirante identificó los objetivos navales turcos para la próxima década como "una mejora de la defensa naval de Israel y una creciente capacidad de proyectar fuerza limitada".
El último buque de guerra turco, que tiene una plataforma de aterrizaje de helicópteros, es parte de la iniciativa "Buque Nacional" – conocida por sus iniciales en turco MILGEM – que está desarrollando Ankara a un precio de tres billones de dólares. Éste desarticularía incluso a los barcos más importantes que sirven actualmente en la flota turca.