Mayumana debería ser sinónimo de ritmo, ya que ese es el hilo conductor y el idioma común en torno al cual giran las demás artes interpretativas que confluyen en el espectáculo: música, acrobacia, baile, actuación, humor… y todo combinado de tal forma que impacta en la sensibilidad del espectador y provoca un inusual estado de entusiasmo y alegría.
Horas antes de su debut en Córdoba, la integrante brasileña del grupo (hay artistas de diferentes nacionalidades) intentaba describir la naturaleza de la propuesta: «Es un espectáculo de vanguardia, especialmente porque en una misma compañía hay gente de las más diversas disciplinas y culturas, todos fusionados y hablando a través del lenguaje del ritmo».
Creado en Tel Aviv por los percusionistas Eylon Nuphar y Boaz Berman, Mayumana está integrado por unos 40 artistas «integrales» de distintas partes del mundo. A la Argentina sólo vinieron diez -uno de ellos, Walter Zaga, es porteño- pero alcanza y sobra para desplegar un show que, al menos en la primera función cordobesa, provocó la ovación y el aplauso de pie de un público compuesto por gente de todas las edades.
Las diferentes procedencias de los artistas -que convirtieron a la conferencia de prensa en un evento políglota- resulta clave en la definición del carácter del grupo. No es casual que el espectáculo combine diferentes artes y también distintas tradiciones. A lo largo de una hora y media de show conviven ecos afroamericanos, sonidos árabes, reminiscencias orientales y hasta bases electrónicas.
Para seleccionar a esos 40 artistas del mundo, Nuphar (nacida en Nueva York pero radicada en Israel) y Berman (nacido en Tel Aviv) tomaron audiciones a más de 2500 personas y se tomaron dos años para armar el espectáculo. En ese tiempo, además de crear, improvisar, probar y repasar, cada uno de los seleccionados fue completando su formación y su destreza original.
«Sobre algunas partituras que los directores habían elaborado se fue armando un espectáculo en base a las aptitudes de cada integrante y apelando a la improvisación como motor de la creación. Sin embargo -explica la voz argentina- una vez definida la estructura, ya no hay lugar para improvisar porque todo debe estar perfectamente coordinado.»
Al cabo de seis años recorriendo el mundo, hoy Mayumana tiene su propio teatro en Tel Aviv y está a punto de abrir otro en Amsterdam (Holanda). Esa sala, además de un centro de actuaciones, es un importante lugar de formación artística, que cuenta con los mejores profesores del mundo que dictan talleres en diversas disciplinas.