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Naalé. Raquel, de Chaco: “Una experiencia de vida inolvidable y un programa para recomendar”

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Itongadol.- Naalé “es una experiencia de vida inolvidable y un programa (educativo) para recomendar”, aseguró a la Agencia Judía de Noticias (AJN) Raquel Kleiman, de Chaco, según le cuenta su hijo, Misael, de 18 años, quien cursa Iud Alef, equivalente al 4º año del Secundario.
Éste “se siente muy cómodo: hizo un cambio bastante positivo en su estilo de vida y tiene muchos amigos”, agregó.
“Desde que él era chiquito hacíamos planes para hacer aliá, pero se atrasaban por motivos legales porque estoy separada del padre de Misael, y haciendo los trámites en 2010, cuando estábamos viviendo en Salta, nos enteramos de Naalé”, recordó Raquel.
Se trata de un programa educativo de tres años, durante los cuales sus participantes completan la escuela secundaria en Israel.
“A Misael le interesó y se puso a preparar los exámenes; esto fue cuando tenía 15 años, pero hasta que se terminaron los trámites cumplió los 16”, prosiguió su madre, quien finalmente concretó su aliá tres meses después, en noviembre de 2011.
Una vez allí “pude ver que se lleva muy bien con los profesores, los madrijim, el director y la gente de la Pnimiá”, el internado donde vive, en el kibutz Kfar Rutín, a 20 minutos del Kinéret, “si bien ahora que volvió a quedarse prácticamente solo en el país, a veces extraña”, admitió.
Los estudiantes tienen habitaciones dobles o triples y cada grupo tiene un moadón (club) en una zona propia del establecimiento; además, van a una escuela que está a 5 minutos en micro y a la cual asisten chicos de todos los kibutzim de la zona.
“Recorren Israel, van a los museos, y eso le resultó bastante impactante”, señaló Raquel, quien aseveró que su hijo “tiene mil anécdotas divertidas para contar, del kibutz y el colegio o los bailes de Purim”.
Misael “absolutamente nada sabía de hebreo, pero a partir de los seis meses de Ulpán y de que los profesores y madrijim empezaron a hablarle” en ese idioma, “se empezó a manejar bastante bien” con él, al punto que “se quiere quedar” en Israel “y hacer el Ejército”, añadió.
En ese semestre inicial los alumnos también estudian Matemáticas, Inglés y Moréshet (pensamiento judío), luego empiezan de a poco con las otras asignaturas, y a partir del segundo, Iud Álef, ya estudian como cualquier israelí.
“Es una muy linda experiencia, sobre todo para los judíos de la Argentina, de cualquier clase social”, enfatizó Raquel, quien después de un año y algunos meses en Israel debió regresar a la Argentina por “un serio problema familiar”.
“Si lo puedo solucionar rápido, a lo mejor puedo volver”, se esperanzó.

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