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Queridos amigos:
Muchos de los más grandes y revolucionarios procesos históricos que dejaron una huella positiva para la humanidad se iniciaron por la acción de algunos visionarios; seres humanos que postergaron sus vidas personales por el bien público, y que legaron una herencia constructiva a las generaciones que los sucedieron. Estos líderes fueron capaces de inspirar a las masas con la justicia de su mensaje, y con lo reparador de su pensamiento. A su vez, fueron esos grandes grupos humanos afectados por los mensajes transformadores que incorporaron como propios los que tradujeron en acción los ideales propuestos, sumándose a la causa delineada por aquél que pudo soñar y creer con un cambio positivo en la vida del pueblo del que provenía.
Matitiahu Cohen ben Yojanán (MaCaBY) fue uno de esos visionarios: gracias al octogenario líder de la gran revuelta judía contra la opresión selucida (greco-siria) el pueblo judío sobrevivió a la imposición de Antíoco IV, rey seleucida (1), quien promulgó medidas muy concretas (2) que forzaban a los judíos a abandonar su judaísmo y a adoptar la fe helenista, con el fin deliberado de acabar con el judaísmo en su intento de homogeneizar a sus súbditos bajo la fe impuesta por su imperio.
El último de nuestros grandes visionarios, Theodor Herzl, comprendió la importancia de la lucha macabea y la tradujo en su propia fe. Herzl, en la conclusión de su obra clásica "El Estado Judío" (1896), aboga por el triunfo del moderno movimiento sionista con las palabras: "Los Macabeos se levantarán otra vez". "Una maravillosa raza de los judíos brotará de la tierra… Los judíos que lograrán su propio Estado… Vamos a vivir por lo menos como hombres libres en nuestra propia tierra, y en nuestros propios hogares moriremos en paz".
En estos días, nuestro Movimiento Macabeo y todo el pueblo de Israel celebra la cercanía de Janucá, la gran Fiesta de los Macabeos que conmemora la liberación judía del yugo seleucida y que produjo, 21 siglos más tarde, la inspiración para que ese otro extraordinario visionario, Herzl, continuara con su mensaje y su accionar. La victoria de ambos líderes, Matitiahu y Herzl, radicó en convencer a los miles y cientos de miles en la justicia de su causa, lo que provocó que esos grandes grupos del pueblo judío arribaran al logro de la vida nacional judía libre en la Tierra de Israel.
La fórmula es siempre la misma: la idea de algunos y el logro de los muchos. Ésta es la razón por la cual podemos hoy celebrar Janucá con tanta satisfacción. Tal como Herzl lo anticipó, los Macabeos renacieron otra vez: se trata de todos y cada uno de los ciudadanos de Medinat Israel que creen en el futuro de la Patria del Pueblo Judío y que trabajan por ella; los que defendieron a los civiles en la Operación "Pilar de Defensa" contra la lluvia de 1,506 misiles; los que se ocuparon de su bienestar espiritual, promoviendo algunos momentos de felicidad en esos días aciagos – tal como nuestro Movimiento lo hizo con jóvenes de poblados atacados en el sur de Israel en un día de divertimento en Kfar HaMacabiá -; los que aportan su creatividad y sus energías en el desarrollo de nuestro Hogar Nacional; los que hacen crecer, junto a sus familias, a nuestra patria ancestral.
Los Macabeos renacieron también entre aquellos que mantienen su actividad judía aún bajo el acecho del antisemitismo más violento – con expresiones de antisemitismo de Estado, como las escuchadas hace unos días en Hungría -; los que trabajan por reforzar el vínculo de todos los integrantes del pueblo judío entre sí y con el Estado de Israel; los que mantienen los ideales que nos son propios, en Macabi, de continuidad judía y Sionismo.
Celebrar Janucá es, entonces, en este presente de redención nacional y de libertades civiles, celebrar la vida judía soberana y creativa. Es mantener y multiplicar el mensaje de acción de los Macabeos que garantiza el futuro cierto y feliz de nuestro pueblo, desafiado tantas veces en los anales de la historia, y crecido, creciente y muy dinámico en esta gloriosa era de reparación. El camino a seguir fue delineado por grandes como Herzl y Matitiahu: está en nosotros continuar con su obra dentro y fuera de Israel. Es en ese compromiso y en esa obra que honramos en nuestro cotiadiano vivir esta gran Fiesta de Janucá: en nuestra acción sionista y judía, donde propagamos durante todos los días del año el fuego que encendemos en los 8 días de la Fiesta de las Luces .
Que este JAG HAURIM, la Fiesta de las Luces, traiga la luz de las antorchas Macabeas, iluminando nuestro compromiso de continuar con los ideales Macabeos de antaño, reformulados para nuestro presente y futuro.
Que sea ésta, Macabim, una celebración muy feliz, en el marco de vuestras familias; de nuestros más de 400 clubes y Centros Comunitarios Macabeos en 64 países, y de nuestra Medinat Israel tan profundamente macabea, tan significativamente exitosa.
Con nuestros mejores deseos ¡Jag Janucá Saméaj, Macabim, y Jazak ve\’ematz!
RABINO CARLOS A. TAPIERO
Vice-Director General & Director de Educación
Unión Mundial Macabi
(1) El imperio Seleucida (sirio-greco) se estableció posteriormente a la muerte de Alejandro Magno, cuando sus generales dividieron su imperio en África y Asia.
(2) "No mucho tiempo después de esto el rey envió a un senador ateniense para obligar a los judíos a abandonar las costumbres de sus antepasados y ya no vivir por las leyes de Dios; también profanar el Templo de Jerusalén y dedicarlo a Zeus el Olímpico, y en el monte Grizim a Zeus el Hospitalario… también trajeron al Templo cosas que estaban prohibidas, por lo que el altar estaba cubierto de ofrendas abominables prohibidas por las leyes. Los hombres no podían cumplir con el Shabat o celebrar las fiestas tradicionales, ni siquiera admitir que eran judios. A sugerencia de los ciudadanos de Tolemaida, se emitió un decreto ordenando a las ciudades griegas vecinas de actuar de la misma manera en contra de los judíos: obligarlos a participar de los sacrificios, condenando a muerte a aquellos que no consintieran adoptar las costumbres de los griegos. Era obvio, por tanto, que el desastre amenazaba. Dos mujeres que fueron detenidas por haber circuncidado a sus hijos fueron exhibidas públicamente por la ciudad con sus bebés colgados en sus pechos y luego arrojados desde lo alto de la muralla de la ciudad. Otros, que se habían reunido en cuevas cercanas para respetar el Shabat en secreto… todos murieron quemados" (Libro de Macabeos II, 6:1:11).