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Israel. El maestro que no ve

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El profesor de Educación Física, Baza Nabva (29), no vacila en “gritar” a los alumnos de segundo año de la escuela, Metrowest, en Raanana. El los prepara, hace correr y también les da los resultados, y no es molestia ni tampoco para los alumnos, que Nabva sea ciego de nacimiento.
La relación entre Nabva, quien es un deportista excepcional, y la escuela nació por accidente. Un año y medio atrás, el director del Metrowest, Amnon Bar Natan, lo escuchó en una conferencia que Nabva daba, en la que contaba su historia personal y su pelea contra sus limitaciones. Amnon quedó impresionado por su capacidad de enfrentar a la audiencia. “Enseguida me comuniqué con él y lo invité a enseñar deportes en nuestro colegio. Le conté que somos una escuela normal, prestigiosa. Él aceptó y vino. Los alumnos de todos los niveles los aprecian y quieren. A pesar de su discapacidad el da todo de sí mismo”, dijo Bar Natan.
“Toda mi vida quise enseñar”, dijo Nabva. “Creo que podemos cambiar la realidad sólo si le permitís a otra persona aprender de ti. Cuando Bar Natan me ofreció que vaya a enseñar, me dije a mí mismo: \’Soy una persona ciega. Aunque me haya graduado en el Instituto Wingate en Educación Física e hice algunas cosas en mi vida, pero cómo me enfrentó a una clase de alumnos que sí pueden ver?\’”, se preguntó.
La escuela le encontró una solución a su inquietud. Un colega, del centro de deportes de la escuela, acompaña a Nabva en cada clase. “3 ó 4 veces en la semana yo llego a las clases con un acompañante”, explicó Nabva. “Estoy de pie frente a la clase, les explico lo que hay que hacer en la clase. Si se trata de atletismo, correr o lo que sea. Entonces ellos empiezan a correr. Mi acompañante mide sus tiempos con su reloj y me pasa los mismos”, contó.
Ambos enseñan en tres cursos diferentes. “Mi discapacidad no representa ningún problema. Es cierto que no veo a mis alumnos y no los siento, pero mi colega me ayuda. Hay cosas que él sabe y yo no”, dijo.
“Yo siento que es una gran oportunidad que recibí”, dijo Nabva. “Por el hecho de que los niños, a pesar de mi discapacidad, me ven como un docente más. Ellos no se hacen problema porque soy ciego”, añadió.
“Creo que el sentimiento de lástima se terminó con el tiempo”, agregó Bar Natan. “No lo quieren porque es ciego, lo aprecian porque es una gran persona, inspiradora y admirable. Por eso lo aprecian”, finalizó.

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