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El presidente de la AMIA, Guillermo Borger, se expresó a favor de que los mandatarios y diplomáticos que participen en la próxima edición de la Asamblea General de Naciones Unidas abandonen el recinto cuando el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, pronuncie su discurso ante el organismo.
“Viendo que se trata de un presidente teocrático, negacionista de la Shoá y que trabaja a favor de las armas nucleares no puede acompañarlo nadie que se precie de país democrático”, argumentó Borger en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN).
En tanto, el dirigente comunitario renovó su expectativa en el reclamo que la Argentina pueda llevar este año a la ONU para que Irán facilite la entrega de los ciudadanos iraníes sospechados de haber participado en el brutal ataque terrorista de 1994.
Justamente, el escenario de Naciones Unidas fue donde la presidenta Cristina Kirchner reclamó en forma reiterada la colaboración de Irán para esclarecer el atentado contra la institución comunitaria. “La Presidenta con su valiente discurso dado ante representantes de 192 países invitó a los iraníes a que se presenten ante la justicia argentina, pero nunca han respondido a esta invitación”, afirmó el titular de la AMIA.
En este sentido, Borger apuntó que “a pesar del pedido de las circulares rojas, la máxima alerta dispuesta por INTERPOL, después de un pedido del presidente Néstor Kirchner, los iraníes nunca se presentaron”.
Incluso, el dirigente señaló que el fiscal Alberto Nisman, quien está al frente de la causa, tiene “pruebas contundentes” que difundirá próximamente que “involucran a algunos personajes que participaron en el atentado a la AMIA con otros atentados en el mundo”.
En este sentido, el titular de la AMIA también se quejó porque contrariamente algunos de los ciudadanos iraníes sospechados de haber participado en el ataque a la institución comunitaria escalaron posiciones en el gobierno de la república islámica.
Tal es el caso del ministro de Defensa, Ahmad Vahidi, quien es uno de los acusados con circular roja que es solicitado por la Justicia argentina.
“Vahidi no sólo no es entregado sino que es ascendido a ministro de Defensa, y hace poco apareció inaugurando una escuela de guerra en un país vecino como Bolivia”, protestó.
En cuanto a la propuesta impulsada el año pasado por el Gobierno argentino tendiente a abrir una ronda de diálogo con Irán para destrabar la causa AMIA, Borger dijo que la única alternativa es la Justicia.
“Solamente estando ante la Justicia se puede lograr algún tipo de conversación con quienes están cuestionados con circulares roja por el atentado a la AMIA. Solamente presentándose ante la justicia o comprobando su inocencia podría haber algún tipo de conversación con Irán”, remarcó.
Para el presidente de la AMIA, Irán es “una fuerte inquietud” en la comunidad internacional por su controvertido programa nuclear y su fuerte vínculo con los grupos terroristas, aunque admitió que genera “distintas paradojas”.
“Hay países europeos y del norte que están combatiendo fuertemente con distintos bloqueos para que Irán no pueda avanzar (en su programa nuclear), pero sabemos que hay otros países muy cercanos a la Argentina que le están dando protagonismo a sus acciones”, dijo Borger.
La referencia tiene que ver con la fuerte alianza que el régimen islámico mantiene con los gobiernos de Bolivia y Venezuela.
Borger realizó estas declaraciones a pocas horas del acto que la comunidad judía argentina realizará para recordar a las víctimas del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York.
“Lo que nosotros queremos expresar con este tipo de homenaje es que así como AMIA fue atacada de la mano de Irán le puede suceder a cualquiera y en cualquier momento”, expresó el dirigente.
Asimismo, el dirigente destacó que este acto es como “la tribuna desde donde estamos advirtiendo sobre una persona que niega lo que es la Shoá, la masacre más terrible que sufrió la humanidad”. “En este punto me siento doblemente sensible porque tengo a mi mamá que perdió a su familia y que tiene su número estampado en su brazo, por lo que nadie me puede negar el Holocausto, ya que yo tengo una prueba viviente en mi casa”, agregó.
La ceremonia se realizará el próximo martes 11 de septiembre, a las 10 horas, en la Plaza Seca de la sede de la AMIA y contará con la presencia de la embajadora de Estados Unidos en la Argentina, Vilma Martínez, que será una de las oradoras.
Al acto también fueron convocados los principales líderes de la comunidad judía argentina, familiares de las víctimas del atentado a la AMIA, representantes de los gobiernos nacional y de la ciudad de Buenos Aires.
Además fueron invitados los representantes diplomáticos de países que fueron víctimas del terrorismo internacional como el Reino Unido, España y la India, donde fue atacada la Casa Jabad de Bombay.
“Hemos invitado al embajador de Bulgaria, país que recientemente fue víctima del terrorismo internacional, donde un grupo de turistas fue asesinado”, comentó Borger.
A ellos se agregan los representantes de las embajadas de Brasil, Alemania, Eslovaquia, Polonia, Francia, Noruega y Uruguay.
La ceremonia también contará con la presencia de la nueva embajadora de Israel en la Argentina, Dorit Shavit, quien asumió recientemente el cargo en reemplazo de Daniel Gazit.
“Si bien estamos recordando que el terrorismo internacional provoca muerte, es a partir de estos atentados que jóvenes familiares de las víctimas se fueron convocando a través de la organización ‘Tuesday’s Children’ (‘Los niños de los martes’), es por eso que una de las chicas que viajó a uno de los encuentros de este grupo va a estar dirigiendo la palabra”, contó Borger.
Se trata de Mijal Tenenbaum, cuyo padre falleció en el atentado a la AMIA, y quien participó en un encuentro de hijos de víctimas de ataques terroristas realizado en Middleburg, una pequeña localidad del estado de Virginia, Estados Unidos, donde se llevó a cabo el campamento llamado Project Common Bond (Proyecto Vínculo Común).
El atentado a las Torres Gemelas fue perpetrado el 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos por miembros de la red Al Qaeda mediante el secuestro de aviones de línea que fueron luego impactados contra los edificios. La serie de ataques dejó unas 3.000 personas muertas y otras 6.000 heridas.